CRÓNICA 36
Y aquí, la tortura te muestra a la muerte sin antesalas. Eres Pedro Jonas, entre el linde de la vida y la muerte; te abismas en esa ventana grande empujado por el torturador, quien pretende el secreto de esa ventanita que te regalara tu madre, Pedro jonas, la misma que papá cuidara con sonrisas tímidas. El empujón te deja en aquel linde, donde puedes ser la nada.
Te muestran la muerte, con el nombre de Ivo, el obrero portuario asesinado por la tortura en el cuartel de los soldados de Paysandú. Te puedes pegotear en su lodo mortal, tiemblas en su linde. Y que quede claro, no tiemblo ante la muerte; tiemblo sí, ante el juego siniestro del torturador , quien puede robarme del tiempo propio; y dejarme sin las lunas que mamá contara, para que yo Pedro Jonas, midiera mi tiempo en el vitral de la ventanita propia.
Tiempo de mi mundo llamado Pedro Jonas; mamá sabía de esas lunas, y me las regala para vivirlas, y ellas, las lunitas, componen mi destino; dibujado por mamá en mis manos, destino marcado con rutas en mis palmas abiertas, que ella augura en mis hijos; mamá no se aflige como yo, ella sabe que no hay dictadura que tumbe las lunas que me regalara al nacer.
El torturador te deja a punto, Pedro Jonas, quiere y desea que te empujen en la ventana de la muerte.
Y vuelta a pensar y salir hacia la superficie. Y te horroriza la lógica que desenvuelves desde la premisa.
El encargado de desaparecer huesos, te ausculta en el calabozo. Si hay desaparecidos, alguien se encarga de la ruta secreta de los huesos. Y ese alguien, está en el centro del acontecimiento de la tortura, es el militar o policía, presente donde ocurren los asesinatos de las Fuerzas Conjuntas de La Orden Debida.
La lógica de una fuerza bélica organizada en torturadores, con un mando único en el dictador; ordena que la tortura, sea la que seleccione a los más débiles, y dirima objetivamente las dudas sobre los nombres, propuestos a morirse como los que se mueren de dolor. Es lógico que esa fuerza en marcha, tenga rangos de militares, cuya tarea es que desaparezcan los que mueren.
La lógica del discurrir, hace muy probable una hipótesis que indica, la existencia de militares, desaparecedores de cadáveres de los detenidos asesinados.
Personajes que conviven con los detenidos vivos, conviven en la guardia de prevención del método siniestro, los detenidos tenemos motivos de miedo y pánico. Acaso, el encargado de desaparecer huesos, es aquel que te ausculta la salud, Pedro Jonas.
En el calabozo ocurre una cotidianidad irregular. Autorizan escusado dos veces por día. Después bañarse una vez por semana. Al caminar custodiado y atado y vendado sobre los adoquines del pavimento, entre calabozo y baño el sargento es claro, si te haces el vivo hay una ametralladora que te apunta. Comida y agua. Habitáculo de un metro por dos. Pintura de paredes amarillas, marcadas de mapas húmedos. Esos mapas localizan bocas de los dibujos que entran y salen desde las formas húmedas.
Uso una forma de vestir adornado con la venda atada sobre los ojos, venda floja que permite ver algo. Camino dos metros para allá y dos metros para aquí, Tres pasos, media vuelta y tres pasos, y otra media vuelta hasta la noche. Entretenimiento, palpar irregularidades de las paredes, palpar el aire de los gritos cercanos.
Sin los otros no se concibe la vida humana. Los otros. Róbinson en su isla no estuvo solo. Iban con él los recuerdos y la compaginación de lo próximo. Los otros, componen el color del dialogo, entre el yo y aquel él, de Pedro Jonas, su servidor. El juego de los sueños es juego de armar en la mañana.
Recordar y armar el decurso extraño del juego de Pedro Jonas, entretiene el tiempo en el reloj solar, marcas de clarín en el aire para despertar, desayuno, almuerzo y cena, pase de revista de los detenidos por el comandante de guardia y toque de silencio.
El día me enlaguna en ajustes de la memoria desatada de la conciencia cotidiana; y la caminata de los tres pasos de ida y vuelta dibuja el calabozo de Pedro Jonas. Las ideas sufren de contractura.
Hay que ejercer las ideas, lo hago y el pensamiento discurre; las contracturas ceden al uso elástico de las ideas; el pensamiento como realidad, rompe el espacio tiempo comprimido en la realidad exterior, que rodea la piel de Pedro Jonas su servidor. El pensamiento es residencia de libertad, soy libre, aunque Pedro Jonas siga detenido.
El fierro candente de los dueños, no logra marcar con sumisiones a la voluntad de los libres. A Ivo, el obrero portuario, lo asesinaron por obrero solidario, pero no lograron apresar su espíritu en la obsecuencia al dictador. Ivo sigue libre en nuestros vitrales de colores, donde pasea su estrella errante.
Los otros del afuera cercano, se apropian del aire, en el linde de las realidades trampean con los fusiles usurpados a la patria, usurpados en aquel golpe de estado. Juegan a la ambigüedad. Ironías, evaporan ríos. Matan la vida en el paquete de piedra de los calabozos.
Mi juego descubre la estrella errante, que mamá dejara cerca de las lunitas, y juego a horadar la piedra, mirando aquella estrella.
(del libro que escribo desde el título “NOCHES SIN CAMPANAS")
JORGE JESÚS
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