La Radio del Gato

jueves, 8 de abril de 2010

INTERROGATORIO DE UN URUGUAYO - Jorge Jesús

CRÓNICA 16



Mamá traía pan caliente de la panadería del barrio. A veces golpeaba las manos para entrar, llamaba en la puerta para que le abrieran, en esas veces de alegría se olvidaba la llave en la fuente, donde jugábamos entre el agua y los moreros de la plaza. Si ahora estuviera en la fuente tomaría agua y lo convidaría al Julio y al Negro. Comeríamos pan calentito de mamá, y nos teñiríamos la sonrisa con las moras maduras.

- Número, conduzca al detenido. -dice la voz del teniente de los bigotes amarillos.

-Si mi oficial. –dice el bruto que me agarra del copete de la capucha y con la otra mano del brazo empujando para caminar y camino dolorido de los pies y más empuja.

Abren una puerta y me hacen parar unos pasos puerta adentro; se oyen varias voces de oficiales que reían de sus aventuras, y yo adentro de la capucha expectante. Estar alerta no me sirve de nada, porque entre sus jaranas recibo un golpe y una pregunta, con la aseveración de, usted es tal y cual persona en responsabilidades que enumeran, sin pausa otro golpe y firme esta declaración. No firmo, no firmo nada.-contesta Pedro Jonas, el detenido de la dictadura.

-Usted se hace mucho problema con la vida, estas son cuestiones de trámite de la justicia militar. -Dice una voz reposada de un hombre maduro. Y agrega, sepa que los militares, cuando empezamos algo lo terminamos a como dé lugar.

-Tengo un nombre y hago honor a ese nombre.- le contesto.

-En esta instancia no se dialoga, pero sepa que aquí negociamos. Usted es un detenido y debe decir lo que se le pregunta. -sigue diciendo otro. Y mientras escucho, pienso en el juego de los sellos que mamá nos enseñara a jugar.

La libertad se gana todos los días en el goce vital de vivir. El honor, es algo del sello de la persona.

El honor es un sello propio, si rompes el sello te pierdes, es tu sello, y jugábamos en la mesa familiar a mantener el sello de las palabras, nombrando orígenes de la libertad cotidiana, y mamá –veo veo –-¿que ves - contesta uno de nosotros, -una cosa que empieza con A, -agua le contesto apurado por la sed, -frío frío. –ríe mamá.

-Usted, solo cuéntenos las actividades que planifican sus compañeros. –insiste un oficial.

Mientras me preguntan, pienso que mi honor está cuidado por mi nombre. Y por mi honor, mi madre cuenta con este hijo, pienso y les digo; - no negocio con ustedes, la tortura es lo que son, una transacción siniestra del dictador. –les digo y tiemblo.

Seguiremos entonces con el tratamiento ordenado.- dice uno y otro colabora con esas palabras y me zumban una patada al centro de las piernas y aullido y Número lleve al detenido, y otra vez plantón, me duermo y me despierto y cada vigilia es un día vivido y cada irme a los confines de la sed es una noche; a mis pies hinchados, los siento como si fueran de un elefante.

Me parece que fuimos a la misma escuela con el oficial que aseveró en tono burlón, el honor es un sello personal. Era una frase recurrente en aquella comunidad educativa, la escuela 42, y la usaba mamá y la maestra Potota. Si se descuidan me voy. La puerta está abierta, quizás la abrió mamá. Y camino y quédate quieto ordena alguien. Mi monólogo cruza hacia los seres del coloquio íntimo.

Te asustan Irina.

Invaden el espejo.

Rompen la promesa y torturan.

El tipo dijo. ¿Te acuerdas del Ruso?

Violaron gente Irina, Violan.

Violan Irinaaaa. Es el oficial de bigotes amarillos.

La cosa es conmigo hijodeputa.

-Hablá. Dinos los nombres. –interroga alguien.

-A este infierno no traigo a nadie. Dice Pedro Jonas asomando desde la alucinación.

-La tenemos a Irina. Puedes oírla con los hijos….

-Siempre le puse un cartel a las palabras, mis palabras las digo y las pinto frente a mi casa. –dice el Pedro Jonas lúcido ante la farsa que encubre al castigo por el castigo en sí mismo, como es la receta copiada de los colonialistas ante los patriotas argelinos de aquel entonces.

-Dónde están las armas.- persiste el interrogador.

-Solo uso ideas diferentes a las de ustedes, contesta Pedro Jonas el detenido.

-No te hagas el vivo.- dice la furia que pega otro y otro golpe en algún lugar de mi piel.

-Mis ideas son de mucha gente aunque a ustedes no les guste.-alardea Pedro Jonas.

-Estás de vivo, te plantaremos en el medio del campo con cal viva y arriba de la tumba te pondremos una hoz y el martillo, ya te va a gustar a vos que tanto la defiendes.

-Si señor oficial promete cumplir un bruto.

Y cumplen aportando de lo suyo en el martirio cotidiano.

Mientras salimos del cuarto de los oficiales interrogadores, sobran lamentos por agua., o por la sed.


(del libro que escribo desde el título “NOCHES SIN CAMPANAS")
JORGE JESÚS

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