La Radio del Gato

miércoles, 14 de abril de 2010

EL GRITO DE LA SED - Jorge Jesús

CRÓNICA 20


El cumpleaños y una torta con luminarias parecidas a los años encendidos; mamá sirve y recibe parientes, instala una mesa y juegan a las cartas, mientras mamá reparte Veranol, destapa Bolitas efervescentes y dulces. Nos llaman y jugamos al gallo ciego, un gurí de ojos vendados, con un palo de escoba da un toque a la bolsa que rompe el papel, y desparrama caramelos y algo de papel picado que obliga la búsqueda gateando.

Nos llenamos la boca de caramelos Zabala. La torta y que lo cumpla feliz y aleluya; soplan las velitas y se encienden esperanzas para cada quien; y aplausos y comemos la torta, mientras los gatos bajo la mesa, comen migas perdidas.

El jardín de mamá, eleva el color de cada flor portaestandarte de las abejas. En la copia de la miel, desvisten el amarillo de la luna, esculpen zumbidos. Cosen tules de azúcar, cazan textos de imágenes, y prometen a cada flor extraer el hambre de abeja. Río sin puente de agua, fueron sueños de las garzas que ahora me picotean los ojos cerrados pero no apagados. Agua, sí, quiero agua, sepan que Pedro Jonas, su servidor, padece de sed..

La cachimba brota de las piedras.

El cuenco no importa, quiero agua Irina.

El tipo entendió. Esperan a Pedro Jonas en la casa. El tipo abre la puerta y está bien. Me voy. Despégueme las manos. Las pegaron una con otra. Cómo me pegaron las manos. Quédate quieto. Dicen y atornillan al máximo los fierros de las esposas. Mano con mano, pegadas. No me gusta, es terrible. Desátame la cabeza que me enredo en el derrumbe. Quiero agua. Veneno de la sed no quiero. Estás de remate, dice riendo el custodia, salgo a la vigilia y entiendo que me provocan alucinaciones con la sed, o con algo más.

Ante la incoherencia del tiempo que no coincide con las palabras, el milico se burla de este hombre llamado Pedro Jonas , su servidor, y su delirio de sed. Si apuro los remos llego al agua dulce. El arenal quema la correntada del río. La isla prende espineles en las bollas de ceibo. Pica el viento, viene una ola, Ismael. Se vuelca la chalana y caemos a la nada que no moja.

Es sal entre los diamantes de las muñecas, eso tengo que encontrar, los diamantes para jugar con las muñecas de mamá. El custodio se encandila de palabras diamantinas, y pega afanoso por saber, dónde están los diamantes y pega el loco, el regalado a una opción extraña dentro del plantón de la sed.

Guarde los chiches de la nena, dice Pedro Jonas. Irina baila desnuda en mi cuarto y reímos. Pero tengo la boca seca Irina dejamos todo y nos dedicamos a tomar agua. Soy un trompo de imágenes que giran como aquel antiguo giro de las nueces.

Soy un trompo y en el giro veo a Irina que ríe con los niños. ¿Dónde caí ahora? Tengo una lengua de madera. Los labios se raspan uno con el otro. La sed. Azul el no color del agua. Abren ojos del grito. Aguaaaaa.

(del libro que escribo desde el título “NOCHES SIN CAMPANAS")
JORGE JESÚS

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