La Radio del Gato

jueves, 15 de abril de 2010

SECANDO HUESOS EN LA SED - Jorge Jesús

CRÓNICA 21


Se mueve el silencio, Pedro Jonas, escucha, pon atención, escucha ahora; es la estatua que canta una versión de tu aprendizaje. Me gusta la versión de las mujeres entre tules transparentes, en blancos trasluces de velas. Tienenl fuego de complicidad enamorada.

Ahora tengo mi estatua viva, mimo que autoesculpe el sueño de Rodin; esculpiendo el pensador detenido por la dictadura dentro de una capucha. Si llego a Paris, una de mis visitas preferidas se desarrollaría, en ese caminito que va desde el rincón del conde De Lautréamont, hasta las esculturas de Rodin.

La canción emerge en el párrafo de un silencio, que solo los ojos descubren Mira Pedro Jonas, la luna se viste de arte. Tienes carteles en las manos. La estatua grita la voz, en las manos tienes sueños de alas, Pedro Jonas hoy esculpen a la poesía.

Se rompe la estatua, la rompen y el mimo Pedro Jonas su servidor, es demolido por la sed, no le dan agua a Pedro Jonas. La voz del cabo Sixto Mandacarú lo trae a la vigilia. Amanece espantado, corre Pedro Jonas y el río es un murmullo de agua que se aleja en un tajo de tiempo.

Un día. Cuántos días y cuántas noches, que me retienen aquí, cuánto tiempo trayendo mis ensayos de arte a la cueva de la dictadura. Perdí la pista del día en que vivo. El tiempo me pierde el lugar de estadía en la relatividad. La realidad es este mundo; un mundo que inventa el elixir de la sed; potaje de dolor que dosifica el torturador de turno.

Hay tantos turnos de la bestia, que me pierdo en el laberinto de la blasfemia, contenida en la palabra dictadura de La Orden Debida; ya no me queda jaculatoria conocida, para invocar la oración de sed y fervor que abra el cántaro del cielo, pequeña oración que frote y abra la lámpara del genio que descubro en vigilias lejanas.

Si me abandono a la sed, ella, la sed, me guiará hacia el agua o hacia la muerte se burla el cabo Sixto Mandacarú, quien escucha atento mi relato interior, relato del mundo real, tan real como que me llamo Pedro Jonas.

Describo el mundo, mi mundo capucha adentro, atento a las indicaciones de mi interlocutor interno, con quien hablamos días enteros entre yo y él. Ese él es un conocido, que me acompaña desde mis primeras palabras, al lado de una higuera donde mamá jugaba conmigo.

En ese él, encuentro un perpetuo asombro de extrañamiento, con él vivo de ojos prendados de las estrellas en que andaba Leonardo y su Monalisa. Un espectáculo compartido mis andanzas en el Sur de las Tres Marías; ellas miden nuestras expectativas de placer. Creo que al pedido de agua lo hacemos en común acuerdo, ya que se nos reseca el cielo.

Parece que despierto a otro día. Irina, hoy quiero agua, la mañana sin agua no es una mañana; atrás de las estrellas encuentro cartas de navegación de la luz nocturna; junto al Mimo de las estatuas, repartimos estrellas con las manos, y al tocar estrellas, encontramos la piel de agua en el río que no alcanzamos

Mandacarú, nos estudia con celo profesional. El cabo Sixto Mandacarú, busca que los huesos del esqueleto, se nos sequen de sed. Una mujer surge caminado con un cántaro; le hablo que se cuide de Sixto Mandacarú, que el cántaro de agua, que un golpe en mi piel lejana, aguaaa No sé quién grita, parece que el grito es mío. Soy Pedro Jonas y proclamo el derecho al agua. Irina vístete y salgamos ya, a recibir el agua.

Saludos a Irina, se burla un milico fuera de la capucha, se burlan de la s palabras que los gritos relatan, en las alucinaciones provocadas pacientemente en sus guardias del plantón, mientras fuman tabaco negro, picado y armado en chala. Milicos de frontera, conversadores a la hora de picar tabaco, como picaba mi abuelo en el andamio de albañil finalista.


(del libro que escribo desde el título “NOCHES SIN CAMPANAS")
JORGE JESÚS

No hay comentarios:

Traductor