CRÓNICA 19
Escudo de sueño andante, plata antigua y definitiva, mi madre es de luna nueva.
Abiertos en las flores, los días invocan perfumes, y en rueda de hombres giran las tardecitas. Los bronces nocturnos duermen en la luna, que crece andando por pasos plantados de estrellas. Hay alerta de piel y corazón.
El reloj anuncia cielos, la memoria compra estrellas nuevas. Lo pasábamos lindo en las tardecitas de las veredas alrededor de las faldas de mamá. Los vecinos salían a sentarse con el mate y las palabras, saludaban con amabilidades y sonrisas a flor de piel.
Ahora y aquí, las palabras parecen de otra especie, palabras no humanas.
Caminá. –ordenan y me arrastran agarrado del trapo de la capucha y de los brazos. Aprovechan para jugar con la desgracia ajena. Juegan con Pedro Jonas, su servidor.
Parate, si te movés de mato. –dice uno, que por la voz entiendo que hay que hacerle caso a lo que afirma con ganas de hacerlo.
A los tres y a vos, los tenemos en el calabozo. –Hablá. –grita una voz aflautada.
Si no hablas tendrás sal y cal viva en el pozo, con el trapo de tu bandera.-ríe el de la cal viva, que insiste en lo suyo.
Este ya va en camino. –dice enojado el que pega.
Papá, en las tardecitas paseaba con mamá, y los días libres trabajaba haciendo nuestra casa, que íbamos habitando mientras la hacía más cómoda. En la mezcla usaba cemento y cal. La cal él la apagaba en un tacho. Echaba las piedras de caliza cocida y le volcaba agua revolviendo con un palo. Bullía el agua, llegando a desintegrar la piedra, y el polvo se hidrataba haciendo una pasta. Unos días, varios días había que esperar que enfriara, que el polvo terminara de beber el agua.
Y aquí juegan, - te vamos a enterrar con sal y cal viva….
Me producen miedo. Mi interlocutor interno relativiza y dice que siempre se sale hacia la mañana. Lo dudo y me pongo a inventar el agua para no perder sus referencias, es tan linda el agua, si hasta hacen espejos de agua.
Vas a firmar lo que dice aquí en este legajo. –dicen obligando.
Yo no firmo nada. -Se afirma Pedro Jonas adentro de la capucha.
Disparate del presumario. Primero torturan, te dicen que el malo eres tú. Después te acusan de esto y aquello y firmá el acta que te redactan, y……….
Tenía pertinencia la decisión del Rodríguez de Espínola y lo dijo. Y Pedro Jonas lo imita desde las entrañas, y lo dice también.
-La-puta-que-te-parió.
Este que siga sin agua. –ordena el de la cal y el pozo con sal. El animal me agarró de nuevo. Me arrastra a paso ligero, mejor dicho, el que camina es él y otro soldado llevándome de arrastras. Me tironean desde el copete de la capucha, estira la capucha complicándome la respiración.
Parate carajo.- ordena el arrastrador de “La Orden Debida”. Y cumple las ordenes con el placer del verdugo, y hay tantos como él, que juntos son las Fuerzas Conjuntas de “La Orden Debida”. Puntal y carabina de la dictadura.
El aire de la sala se erige en lamentos, de humanos atacados. La mujer se queja. Igual a la sed. Agua, piden lo que me falta, gritan aguaaa, aguaaaaaa…
Insultan a Simón. Se acerca la ronda, los confundo me traen agua, sí el agua es para mí. Bebo y no me mojo la boca ni la lengua, otra vez me esfuman el agua en la sed.
(del libro que escribo desde el título “NOCHES SIN CAMPANAS")
JORGE JESÚS
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