La Radio del Gato

sábado, 1 de mayo de 2010

NECESITO UN HADA PARA HILAR EN MI RUECA - Jorge Jesús

CRÓNICA 38



¿Qué hada necesito yo, para alumbrar mis sueños en esta sombra?

Mi amiga me dice; no disfraces mi nombre no soy una criatura alada, fantástica y etérea. Soy Ada sin h en la Biblia, esposa de Lamec quinto descendiente de Caín. Y también, Santa Ada, una monja francesa de clausura, que murió virgen en el siglo VII. Yo nada que ver con ninguna de las dos.

Si ella, Ada, leyera lo que ahora escribo en el aire adentro de la capucha; compungida me diría; ando errante y ni siquiera leo poesía, soy terrena y narradora. Me gusta lo que escribes en ese aire extraño, pero me duele, me duele, y más me duele porque sé que hablas con la verdad del dolor. Si me siguiera viendo aquí me diría, abrazo, poeta.

No obstante la rueca hila con manos que incuban angustias. Mi padre me daría una palmadita en el hombro y me alentaría, siempre salimos a lo próximo, salimos en la sonrisa extraña del nosotros.

Pero aquí no cabe la risa, más que en boca del torturador, que se burla de los detenidos, se burla de un dolor que anida entre la vida y la muerte del torturado.

Cervantes escribía desde sus ganas de vivir alegrías, y no desde la venganza. Aquí en este aire de la tortura solo se puede escribir en el aire, con lápiz de aquella estrella errante que mamá eligió para nombrarme, Pedro Jonas, su servidor.

Las estrellas alumbran de sí nuestros siglos literarios; y han dibujado nuevas formas en el cielo; páginas estelares para nuevas letras, que hagan un buen aliño de la felicidad. Las formas gritan con bocas de lunas llenas; lo inadmisible de la tortura y lo aberrante de eclipsar la libertad.

Y el viento del olvido se levanta ante el tormento de la tortura; sopla sobre mi cara perdida, y los ojos levantan trazos, que voy ordenando en caminitos de letras compuestas. El bolo de la realidad pega de nuevo en cada palabra, y las palabras se caen y se levantan; y hago de nuevo el caminito de letras, sendero de un nombre que me recorta entre el cielo y la tierra, Pedro Jonas, su servidor.

(Del libro que escribo desde el título NOCHES SIN CAMPANAS")
JORGE JESÚS

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