La Radio del Gato

miércoles, 12 de mayo de 2010

ROTACIONES - Jorge Jesús

Crónica 44



Vale todo, y lo dices riendo, Pedro Jonas; cabalgo en el Atento, te acuerdas bien Pedro Jonas, en qué momento tiene las orejas alertas; se apronta a la estampida; y sale el ataque al horizonte.

Es de cuidado, porque el Atento, todavía es aquel caballo, criado cerca de la casa, le agrada que sean derechos con él. Siempre muerde el agua, la muele al beberla, y te gusta mirarlo, Pedro Jonas, ríes del Atento.

Qué caballito. ¡Lindo! Los parecidos, les decían y les dicen todavía. Una tropilla parejita. Aquella, si que valía la pena, una tropilla del mismo pelo, bien montada para llegar hasta alguna mañanita como esta.

Libertad del mismo pelo esta esperanza, que dejaron pintada en las manos del viento. Libre hasta del juramento de libertad para vivir. Simplemente vivir, simplemente libre, en el medio de la tropilla con el viento en la cara.

Qué más puedo escribir en el aire de la memoria, tengo los ojos vendados en un calabozo. Y van ocurriendo escenas aquí. Yo, Pedro Jonas, su servidor, intervengo mundo adentro. Hacia afuera, usan mi cuerpo para escarnecerlo.

Mi compañero del verso, un hombre como pocos en el pago; horizonte vital del canto, está de ojos vendados en un calabozo, cercano al calabozo, donde me tienen encerrado. Él, hace días que no canta, grita cuando lo hacen gritar, y llora después que le hacen alguna diablura grave, porque la perrería de la bestia es cosa seria.

Tengo palabras con Pedro Jonas, el me llama su interlocutor interno, de a ratos me hace el desplante, y me deja sin el nombre que se lo apropia para él. Bueno, ahora yo hago estos textos en el aire de la memoria, que si él recordara los reescribiría algún día.

Por ahora escribo en la memoria, y cuando él recuerda, ordenamos conclusiones en renglones, que escribo en el aire perdido. En las palabras se condensa el verso breve.

Esos versos apretados por las vendas que atan los ojos, nos muestran el sol que inventamos para verlo, las lunas se hacen difíciles hacerlas, al menos para mi manera de ver el mundo.

Tengo las lunas y son mías, son las que me regalara mi madre; riendo con mi abuela tejían números de las lunas, en el ajuar del cielo; lunas de mi madre y de mi abuela, que nunca pude convencer que me dijeran; yo las tengo que vivir, y no sé cuántas son.

Inventar a la luna en el verso, a la luna, es cosa que me produce tormento, sí un tormento; el cual me apaga horizontes, que engancha el verso del sol.

Soy el personaje de Pedro Jonas, él quiere que yo le cuente lo que va ocurriendo; entonces, le cuento Pedro Jonas, lo que ocurre en la profundidad de la piel atada a muralla; piel atada con nudos de piedra y batallón de fusiles que nos apuntan las manos.


(Del libro que escribo desde el título "NOCHES SIN CAMPANAS")
JORGE JESÚS

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