La Radio del Gato

miércoles, 5 de mayo de 2010

OLVIDO DE TIZA - Jorge Jesús

Crónica 41


El día de hoy, es un día llamado Pedro Jonas, amanecido en este calabozo de tiza; donde algo me despierta de mis desmayos sobre el suelo del círculo. Es un día que vive en otros tiempos, y en esos tiempos, el olvido es una muela que me muele la memoria.

Quedo en manos del instante. Me muelen el tiempo propio de mi nombre; briznas de espacios con horizontes decretados a toque de clarín en curvas de tiza.

Niebla que machaca una nube de tiempo confundido. Cesa el olvido y alumbra la memoria, un instante, un flash y otra vez el viento del olvido. La noche me recibe molido y entero.

¿Llegaré afuera?

Si llego me dirán mis compañeros:

Te acuerdas de aquel Pedro Jonas, aquel que escribía lo que escribe ahora. Atienda Pedro Jonas se lo leemos:

Bienvenido al club de los muchachos. Aquí en Paysandú las golondrinas me colman de plumas, y escribo con esa finura de las plumas pequeñas; dan gusto al gato cazador de las palabras, cuando ellas, las palabras, intentan volar por cuenta propia. Las palabras que logran burlar al gato, mientras el gato se mira los bigotes en los espejos, sus espejos enmarcados de metáforas; esas palabras, vuelan y se posan en línea sinuosa de los árboles, se muestran en renglones que alinea el sol; y crecen de intemperie en la revuelta perversa de la soledad, cosechada en el título, que pinta este muchacho del club. Con estas palabras, les regalo el nombre de los Revoltosos, que inauguran “La revuelta de los muchachos”, murga que canta ahora, prometiendo una “Próxima revuelta de amor”. Es la promesa de una vuelta a la plaza de las palomas libres. Y en mi plaza de Paysandú, hay claveles del aire para los murgueros y las murgueras, que pintan la cara del ángel revoltoso.

Después de brindar con vino del ángel revoltoso, daría a la tierra unos tragos para mi padre y otros, y sellaría con gotas de vino lo que leen los muchachos. Y esas mismas hojas selladas de vino, las muestran y leen los muchachos del ángel revoltoso, las leen a la salida de este hombre, que llega a la puerta del sueño, saliendo de este infierno de tiza.

En la orilla del Uruguay comenzaremos la próxima revuelta de amor.

Me trasladan del círculo de tiza. Ahora aquí, es el club de los calabozos militares y ríe la murga de los torturadores de las Fuerzas Conjuntas de La Orden Debida. Es la murga justiciera de La Cadena Radio Televisiva de la dictadura.

Anuncian y leen decretos, en el tablado del dictador. Se decreta que, el primero de mayo es un día común y el día del trabajo se corre al día de la semana que está en los anuncios.

La memoria colectiva, la memoria de los obreros y los estudiantes reprimidos, es memoria que intentan arrasar con el olvido. Decretan que el día del trabajo no es patrimonio de los obreros. El Concejo de Estado, integrado por traidores fieles al dictador se endiosa a sí mismo con la fuerza de los fusiles. Es el remedo del Olimpo donde los dioses hacen el tiempo y le encargan los días a Cronos.

Y los líderes de tarea de la tortura, los torturadores, demuestran que el primero de mayo es un día común, y torturan sin descanso.

En la murga del tiempo, la “Revuelta de amor” sin duda instalará la alegría. No existirá el carnaval del olvido, el viento del olvido no podrá arrasar a la Próxima revuelta de amor, los muchachos revoltosos aplaudirán al ángel revoltoso en el mitin del primero de mayo.

No obstante aquí en el club de los calabozos militares los torturadores no tienen día libre. Integran una logia de estadía permanente en las Fuerzas Conjuntas de la Orden Debida, quienes viven del pueblo y torturan al pueblo. Cómo seguir olvidando, si el olvido es el caldo de cultivo donde se reproduce la bestia engañando al pueblo.

Nunca muestran lo que han hecho y hacen con los detenidos, y no dice lo que serían capaces de hacer con su formación de torturadores, preparados para servir al miedo, que imponen siempre al pueblo, como forma de control que les asegura el salario de los treinta dineros.

El pueblo apenas conoce al Cóndor carroñero, que opera en las entrañas de los cuarteles, prometiendo matar de nuevo al ángel de los muchachos revoltosos que prometen una próxima revuelta de amor.

En la tranquilidad del engaño, se reproducen los torturadores formados por generaciones de torturadores militares, quienes aprenden torturando obreros y estudiantes, sacerdotes o intelectuales y también militares patriotas, aprenden de criminales olvidados en la justicia del poder.

Imponen el olvido y siempre cobran el diezmo de su tranquilidad; instauran como sagrado el olvido de sus acciones robando huesos del pueblo, y obligan a que se les pague de por vida un retiro decoroso. El poder de turno los necesita y los cobija, por generaciones, honorablemente en el seno de las fuerzas de la Orden Debida.

Apronto mi barca y los remos de navegar en la piel del tiempo. Cotidianidad que me deja en la barca timoneada por el viento de otros olvidos.

El golpe en los oídos me atonta el tino. Vengo atontado de tanto que trabaja el torturador con este torturado, su servidor Pedro Jonas.

Ajustan la capucha. Me esposan a fierro pegado a las carnes de las manos. Y me lo dicen:

Tendrás más. Dice uno de ellos.


(Del libro que escribo desde el título "NOCHES SIN CAMPANAS")
JORGE JESÚS

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