José Gervasio Artigas
Habiendome acampado en la villa de Canelones con el objeto de molestar a los enemigos, que se hallaban cituados en las Piedras y privarles las introducciones de Ganados y demas comestibles para Montevideo; y advirtiendo ser insuficientes todas las providencias y vigilancia de las Partidas, que continuamente destacaba á este fin; dispuse con anúencia de los S.S. Capitanes, el atacarlos, en atención á que aun quando las fuerzas enemigas ascendian al número de 600 hombres, según las mas noticias que por algunos pasados havía adquirido. Contaba con mucha parte adicta á nosotros.
Pasé inmediatamente el correspondiente oficio á mi hermano Don Man. Artigas, indicandole el punto donde devia reunirse conmigo; y á las pocas horas de haver marchado el chasque, recibi oficio de dho. Mi Hermano, en que me avisaba hallarse atacado por los ene-/migos, pidiendo 300 hombres de refuerzo. Con esto llegó la nota que Otra Columna enemiga se dirigia á Canelones, con el objeto de atacarme; al momento acordé con los S.S oficiales que era combeniente dirigirnos al Sauce á dar auxilio á los enemigos entre dos fuegos; y rendidos estos, cortar la retirada á los que se havian dirigido á Canelones.
En efecto dispuse mi salida á puestas del sol, y marché con el abrigo de la Noche, pasando á la vista de los fogones enemigos. La noche se puso sumamente obscura, y al Día amanecio lloviendo, cuya llubia continuó hasta el siguiente Con el mal Tpo. Se imposibilitó la marcha, y me acampé en las Puntas del Canelon Chico, desde donde pase orden á mi hermano, para que se reuniera en dicho punto, en virtud de haver savido que la noche de mi salida, havia regresado la Tropa enemiga al Campamento de las Piedras. Mi hermano se incorporó en el citado Destino, la/Noche del 17, segunda de mi salida, y por la incapacidad del Tiempo, no pude determinar el albaso que tenia proyectado. El tiempo mejoró y mis Partidas de descubierta empezaron sus guerrillas, con dos columnas que en el mejor orden marchaban para mi campamento. Al instante destaqué una Partida de 200 hombres montados, de la Gente Patriota voluntaria, para que los fueran sacando de su campamento; y mandé que la Tropa tomara caballos para salir á batirlos. Los enemigos abanzaron sobre los de cavalleria y Yo con el resto del Exto. Marché sobre ellos. De la Gente armada de cavalleria, sáqué 150 hombres para reforzar la Infantería; y ordené dos columnas de cavalleria, una al mando de Don Antonio Pérez que ocu(pa)ba la derecha con la demas Gente de mi hermano Don Manuel for/me otra columna (como de 250 hombres) con el objeto, de cortar la retirada á los enemigos.
En este orden abanzé, y puesto á la frente de los enemigos, desplegué en Batalla con la Infanteria y mandé á mi Ayudante mayor Don Eusevio Valdenegro, pasase orden que la una Columna de cavalleria de la derecha abanzara amenazando picar la retaguardia enemiga; y echando pie á Tierra la infanteria, hizo su demostración de avanze con bastante rapidez; pero los enemigos aparentaron retirarse, sin hacer mayor fuego, siempre con el mejor orden.
Esta aparente retirada, la hizieron con el interez de cituarse en una loma, lugar dominante á todos quatro frentes de su posicion; y en este presentaron la Batalla.
La fuerza enemiga constaria de 400 á 500 hombres de Infanteria con quatro piezas de Artilleria dos obuces de á 32,, y dos cañones de á 4,, con /64 artilleros buenos: de á 16 hombres de dotacion en cada cañon, y 459 qye componian la Cavalleria.
La fuerza de mi divicion, se componia de 600 hombres de cavalleria (mal armados), y 400 infantes, con los dos cañoncitos de á 2.
El combate empezó á las onze y media de la mañana y terminó á las 4 de la tarde. A este se dio principio en los terminos ante-dichos: pero como la Tropa estaba anciosa de abanzar, sufrió un tiro de Granada que me llebó seis patricios, para hallarlos en peloton, que todo mi esfuerzo y el de los oficiales no era bastante á contenerlos en abanzar, por que no sufirieran el ventajoso fuego de los enemigos; en un luagr donde el Terreno era dominado por ellos, tanto como las municiones de Artilleria superaban á las nuestras.
Los enemigos se recistieron vigorosamente en este punto; tanto que fue necesaria toda la constancia de nuestra heroyca Tropa, para echarlos de alli; de donde salieron retirandose con el mejor orden. La Tropa cargó vigorosamente sobre ellos, y aqui se les tomó un cañón; pero como los fuegos de Artilleria superaban á los nuestros contenian sumamente á /nuestra Tropa, que solo su mucho valor podia recistirlos.
Con su retirada, consegui cituarme en mejor terreno, y de aquí hize abanzar á la columna de cavalleria de la derecha, y mi Ayudante mayor á la izquierda, mandando entrar para la retaguardia enemiga á la columna que mandaba mi hermano Don manuel Francisco Artigas. Aquí fue bastante activo el fuego. Que duraria mas de una hora; y con la energia que disputaba la accion nuestra Tropa, se intimidaron los enemigos, y pusieron bandera Paralementa á que yó mismo en persona contexté se rindieran a discreccion, librando vidas de todos, con lo que se rindieron, y quedó por nosotros la victoria, y todo el campo de batalla, que era á distancia de un quarto de legua de la Capilla de las Piedras. En la misma Capilla, donde tenían su Campamento, havia quedado una Guardia de 30 hombres, (según declaracion del Ayudante mayor de ordenes, Subteniente de cavalleria Don Juan Rosales), con un cañon de á 4. La rendicion de dha Gua la encargué á mi Ayudante Mayor Don Eusevio Valdenegro; quien para conceguirla (evitando en lo posible toda efucion de sangre) mandó pasase con parlamento el expresado Ayudante /Mayor de ordenes Don juan Rosales, á que con el respecto de su Tropa, hiciera se rindiese a discrecion; lo que asi berificaron; y fueron pricioneros mas de 100 hombres que alli habian replegado con provistos de caxones de municiones; y con 16 artilleros mas, en el cañon que tenian.
Entre tanto disponia yó la reunion dela Tropa, y conducion segura de los pricioneros, pasó mi Ayudante el referido Don Eusevio Valdenegro, á la operación antedicha, tomando el Parque de Artilleria, que lo tenian bien provisto de municiones de todos los calibres inidicados, y de todas las claces, las que con mi orden hizo extraer, con mas tres carros capuchinos: y como llegó nota de que salia refuerzo de Montevideo, fue necesario apostarme en lugar ventajoso para esperar al enemigo, que hasta ahora, (que son las 6 de la mañana) no se ha dejado ver.
Tengo varias Partidas hacia los Migueletes para que estén á la observación de los enemigos, y en todo caso/ apuro, dispongo mi retirada á Canelones. El Ayudante mayor de ordenes, Don juan Rosales, me asegura haver de fuerza en la Plaza de Montevideo, de (5 á 600) (500 á 600) hombres, inclusos los que estaban en la Colonia, y que (según este) han regresado á Montevideo.
Combiene pues que VS., en vista de lo expuesto, acelere sus marchas, y me mande tropa á la mayor brevedad, entre la qual, es indispensable venga una dotación suficiente de Artilleros, para el manejo de las 5 piezas de artilleria que hé tomado á los enemigos: mandandome bastantes piedras de chispa, que las necesito mucho, que las necesito mucho, y no las havia en el Parque enemigo.
La perdida, que hemos tenido en esta gloriosa accion, será como unos diez y ocho ó veinte hombres muertos, y unos 14 heridos. No tengo entero conocimiento de esto, hasta despues que noticiaré á V S con mas propiedad. Los enemigos muertos seran como 30,, y según el primer conocimiento que tengo de los heridos ascienden á 46, ó 50, y prisioneros como 420,, inclusos 22 oficiales, con el Comandante Gral. Don José Posadas.
No puedo ocultar á VS. Quan dignos son todos los S.S oficiales que he tenido el honor, de tener á mis ordenes, en tan gloriosa accion; por que todos, todos se han portado con todo el honor y entusiasmo que los caracterisa, y hace dignamente acreedores á la alta consideración de la Excma. Junta, y á la eterna gratitud de sus compatriotas.
Las Tropas todas, me merecen igual atencion, y estoy seguramente persuadido, que á no ser tanto su valor, no era capaz de haverse conceguido una accion con tantas ventajas para los enemigos; tan heroyca para sus triunfadores y que en todas sus partes justifica el honor de las armas de nuestra Patria.
Por ahora me hallo sumamente ocupado, y con la atención puesta en los enemigos; por lo que no puedo subtansiar un parte completo, con estado de armas municiones, y todo lo demas relativo á los enemigos, que lo haré á primera oportunidad.
En este momento acabo de recibir el adjunto parte, que dá Don Pedro G. Perez, de lo que ha ocurrido en Santa Tereza; y todo, está pronosticando el inmediato extrago y ruyna de los Tiranos, y la alta gloria de nuestra dulce Patria, que se hara eterna la memoria de sus dignos hijos.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años
Campamento de las Piedras 19 de Mayo de 1811 - José Artigas.
(del Archivo Artigas)
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