La Radio del Gato

martes, 11 de mayo de 2010

BESTIAS CON SILUETAS HUMANAS - Jorge Jesús

Crónica 43



Dentro de los ojos guardados en la capucha de trapo, me vienen ganas de escribir; y escribo en la memoria, para llegar a otra memoria, y escribo algo sobre el azar. Y escribo en la memoria, que se mueve de un lado al otro, se mueve hacia lo que pienso en un instante determinado, y vuelvo a disponer lo que continúo escribiendo. No es fácil escribir en la tienda movediza de la memoria, adentro de una capucha.

Pienso una cartita a mi amiga Ada, y escribo. Agradezco lo que escribe tu memoria. Gracias Ada por escribirme en los sueños.

Sueño que leo de rodillas, descansando el cuerpo sobre los codos en la mesita, leo alientos de tu anhelo de vida. La frustración consiste, en no poder leer de rodillas sobre la arena del río, para descansar ante el atril del agua.

Me ordenan estar parado o caerme dormido, y que me levante; y ordenan armados a garrote y no puedo y actúan a garrote.

De rodillas en el juego de reír, los hombres pedimos y damos el corazón, y de rodillas sonreímos amor eterno y nos piantamos ante cualquier rayito de sol. Ada, la pasión es algo de los humanos, no se explica.

Somos iguales a nosotros mismos, a tal punto que para explicarnos el aliento del barro, le damos forma a un dios invisible. Se nos aparece de milagro, y nos cuenta que de aquel barro, nos hizo a su imagen y semejanza.

Existimos tal cual decidimos ser, algunos deciden ser en el molde social fascista, de la dictadura; otros decidimos ser, en el molde social de los luchadores de la libertad. Nadie obliga a ser fascista, los que son bestias instruidas eligen serlo.

La democracia se espanta ante el fascismo, no se pueden juntar; el fascismo mata ni bien tiene los fusiles que usurpa a la democracia. Estos golpistas de La Orden Debida, se adueñaron de los fusiles, y los apuntan contra la democracia.

Su prédica usa palabras democráticas, engañan, y dan contenido al olvido en clave de libertad; viven si olvidamos quienes son. La bestia es una bestia inteligente e instruida, de ningún modo es cultura, es bestia que da de coces cuando actúa.

Dos tipos de seres humanos ante el espejo de su tiempo, unos forman en el fascismo, y otros en la democracia aplastada. El fascismo se acerca a la democracia solo para destruirla.

No te entregues, Pedro Jonas, aquí la bestia te destruirá, si entregas aquel aliento que inventaste para dar vida al barro.

Tal cual es la bestia en el cubil de La Orden Debida, son iguales a sí mismos; bestias ante el espejo del otro.

Los soldados y oficiales de las Fuerzas conjuntas de La Orden Debida; son un ejército de hombres y mujeres que de humanos solo tienen la silueta; porque en su hacer, son bestias, actúan como bestias inteligentes.

En dictadura los entrenan para matar a su vecino, el enemigo en el Uruguay es interno, les dicen y acuerdan; son uruguayos y los matan o detienen y torturan. Matan la cultura. Prohíben las palabras.

Son seres instruidos, no son cultos, tienen instrucción, no poseen cultura. El hombre es cultura, quien lo asesina de manos atadas, no puede ser culto; si mata al hombre no es hombre, es torturador del hombre. Es el barro de la bestia, no tiene retorno al barro del hombre, porque lo mata.

Ya ves que me gusta el cuento del pícaro que se arrodilla para besarte, cuento que encuentro en mi memoria, saliendo un rato, afuera de tanto asunto doloroso.

Acaso es un cuento que otra memoria me envía, y te adjudico la autoría, ya que tú escribes en mi memoria.

Menos mal que no somos iguales, amo lo diferente desde que rompí el narciso; en el espejo de un charco de mi barrio. Me encanta lo femenino del mundo, y solo tengo dos manos para dar al encuentro de otras manos.

El olvido borra el inicio, y ya no sé a quién le escribía esta carta en la memoria; escribo en la memoria desde fragmentos del foco de atención, tantos fragmentos de mi mismo; que dudo entre Ada y Ana o quizá sea dirigida a Irina; bueno, escribir en la memoria ya veo que no es fácil; a quien se sienta tocada, van los mil abrazos de la luna que juega en mis manos.

Un sacudón en los brazos, me retira bruscamente de mi memoria de escritor, y el mismo soldado que me dijo: tendrás más, es el que dispone de mí, en la plaza de armas.

Me conducen unos pasos más allá, internándome en la pose conocida de plantón, frente a una pared de piedra, del cuartel viejo; sede del batallón sanducero de La Orden Debida; en cuyo portal se ostenta la afrenta de Salsipuedes, el nombre de Fructuoso Rivera.

(Del libro que escribo desde el título "NOCHES SIN CAMPANAS")
JORGE JESÚS

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