20 de junio, 2012:
La batalla diaria
Con otra victoria como ésta,
estaré perdido.
Pirro II, rey de
Epiro
El trayecto exhibió sus rostros
pesadillescos. Un perro muerto; una imagen copiada de los cuadernos de Lovecraft;
un sendero que lleva a la abadía de la casa Usher. La neblina encegueció los
horizontes hasta aplastarse en una humareda avernal y gélida. Los caballos, irreconocibles,
estáticos, surgían a cada tramo de la ruta, desfigurados como espectros. Sentí
que hoy no podía volar, que, de alguna manera, mi espíritu podría perderse en
la neblina y no volver. Me limité a desempañar el acrílico del casco,
sintiendo, como una costilla quebrada, el punzar constante de mi agotamiento;
las ganas iracundas de entrar en la guerra con el estandarte de Pirro, sin
mirar al enemigo.
Amadeo Pastor
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