Hoy el invierno decidió adelantarse
al solsticio. Luego de tantos pronósticos alarmantes que anunciaban alerta
amarilla: tener precaución, habrán temperaturas bajo cero, se aconseja usar
gorro, bufanda, guantes, abrigos varios… llegó! Al fin, luego de guardar y
sacar la ropa, sobretodos, gabanes, capotes…, el invierno puso los pies por
estas tierras.
Esto no cambia en nada nuestra rigurosa
rutina de levantarnos, higienizarnos, tomar mate para luego, sí, comenzar
nuestro día. Como todas las mañanas procedí a realizar las compras para
disponerme a cocinar. Hoy no busqué precios. El refrigerio mañanero no permitió despertar mis
pasmados músculos o quizá a las escarchadas neuronas. Entré al comercio más próximo de mi casa. Sin
sacarme los guantes, me puse a tomar entre mis manos diferentes verduras
(cebolla, morrón, zanahoria, papas y algunas mandarinas). Al mismo tiempo,
pensaba qué cocinar. Le alcancé al almacenero lo que había elegido, para que
pese y cobre.
-Dominás bien los guantes- me
dijo el hombre.
-En todo caso domino mis manos
enguantadas- pensé y me reí, no precisamente de su comentario sino de imaginar
su cara si descubría mi pensamiento.
Jan Kaa
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