Hay sueños que dejan el alma
suspendida de un hilo. El cuerpo, ausente, no responde. La cabeza naufraga en
un espejismo. Un tríptico que no marca existencia ni tiempo. La importancia de
sufrimiento o alegría, de ese sueño, es igual a cero. Lo trascendental es alcanzar
la vivencia de esa visión. Quieres llegar a él, no como un suicida. Despliegas
las alas invisibles de tu espalda. Estas alas no vuelan. Somos pájaros de alas
cortadas. Pájaros entrenados para la humillación. Nuestra condena es la tierra.
Renunciamos a la peregrinación. Y una vez más…somos un sólo elemento.
Jan Kaa
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