Camino, a veces, al borde, como un malabarista. Por
momentos, todo es tiniebla. No estoy sola. De un lado, la belleza desventurada
seduce mi alma con danzas deliciosamente sensuales, con alas de libertad. Giro
los ojos. No quiero verle. Más adelante, dos retoños incitan a seguir.
Libertad. Por contrapartida, la responsabilidad. En la cresta de este baile, un
caduceo alado espera. Cuál será el fin. Hoy, todo es fortuito.
Jan Kaa
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