7 de junio, 2012:
Solpensando
Hoy dediqué el trayecto a la sana ocupación
de pensar. En definitiva, con el casco empañado por el frío, el paisaje me
resultó escasamente disfrutable. Un par de caballos paciendo, un pájaro rojizo
que no alcancé a identificar. Me aburrí y comencé a pensar (y que no se saquen
conclusiones erróneas de esta frase). ¿En qué pensé? Bueno, muchas cosas. Como
soy de poco hablar, me remitiré sólo a una. Empecemos, pues, de esta manera:
Hace un par de días, releyendo correos sin respuesta, me dispuse a contestar
una invitación del amigo y poeta Luis Bravo. Estaba en esa sencilla tarea
cuando me di cuenta de que mi teclado se había estropeado; siendo explicito, la
letra r había dejado de funcionar en mitad de la epístola. Para ilustrar el
resultado, les transcribo aquí el final de mis infortunadas líneas:
“Podás cee que a mi
teclado no le funciona la tecla con la que temina la palaba esa de tes letas y
llena de agua; la leta esa que está ente la e y la t, esa que no puedo
escibite. Dejó de funciona, así, sin pevio aviso, y volvió esta cata algo
simpático e incompensible...
Menos mal que no le pasó a Gacía Máquez al
momento de hace que su coonel diga: ¡Mieda! (Seía tan idículo). ¡Qué gacia!
¿Lo habá hecho como un gesto de eveldía? ¿Paa
demosta que no es una leta cualquiea? ¿Una mea consonante? Quién sabe. Extaña
la actitud.”
Fijensé el meollo, y sólo porque a mi teclado le faltaba la r. Y ahora,
dando fin a este enorme preámbulo que acabará superando con creces la razón que
lo motiva, diré lo que pensaba. Pensaba en el Sol. Sí, así, astrológicamente,
pensaba en el Sol. En su rutina diaria, en esa faena recurrente y metódica de
facilitarnos la vida. Durante el día y la noche (¿en qué radicaría la belleza
de la Luna si no
fuera por el Sol?). Pensaba en el Sol, encandiladamente. ¿Qué sería de nosotros
si tuviéramos un sol caprichoso y haragán, como mi letra r? No quieo imaginalo;
y no ceo, po suete, que esta cónica amplona y sin mayoes petensiones se tone pofética
antes de acaba este alamante 2012. Eso pensaba.
Amadeo Pasto
No hay comentarios:
Publicar un comentario