La Radio del Gato

viernes, 15 de junio de 2012

70 KM. /H CRÓNICAS DE UN TRAYECTO


15 de junio, 2012:
 La bondad de los poetas


Un día, hablando con Carlos Caillabet, me dijo: los poetas, por el mero hecho de serlo,  no pueden ser malas personas. En ese momento me pareció una observación muy interesante y, como no estaba libre de la ingrata y soberbia convicción de que yo era un poeta, no me preocupé en desmentir a Caillabet. Antes, pues, me dejé regar por el halago y me olfateé limpio de impurezas y malas intenciones. Sí, soy bueno se dijo a sí mismo el gusano que habita en mi cerebro y encendió un cigarrillo para festejarlo. Ahora ya estoy enroñado otra vez. Es lo que pasa, uno se baña y se ensucia; se baña y se ensucia… No soy bueno. Estimo que la bondad debe circular por trayectos y terrenos por los que yo a veces ando, sólo de visita, extranjero. Casi podría decirles que deseo que la bondad sea otra cosa (distinta de esto que soy), que responda a planos más horizontales de la razón, a una moral menos intrincada y humana que la mía. No soy bueno, y, lo peor de todo, ya no creo poder aspirar a serlo, me digo. También cabe preguntarse en qué punto mi concepto de bondad se cruza con un concepto de bondad universal e inenarrable. En todo caso no soy bueno y es espantoso saberlo. No es, precisamente, que sea malo, que desee el mal y busque infringirlo. No soy bueno, ante todo conmigo, siempre conmigo. Tal vez, lo que Caillabet quiso decir es que los poetas, por el solo hecho de serlo, no pueden hacerle mal a nadie. Quién sabe. Tampoco sé el origen de esta torre de Babel en la que se yerguen mis huesos. Soy un río que, en la desesperación de alcanzar el mar, se va secando, va dejando un tendal de peces muertos. Ciego ante el objetivo, me privo del sano disfrute del trayecto. Por eso, espero que la bondad sea otra cosa. No puede ser bueno quien cercena su propia alegría.
Amadeo Pastor

Entelequias


Hoy todos los silencios han llegado a mi boca. No alcanzo a bosquejar una palabra cuando la ceguera amordaza los sentidos. El papel se entinta de humedad. El grafo desmenuza en migajas cada letra. Dicen que es mejor guardarse en estos tiempos y no condenarse con sus propias palabras. También dicen que guarecer sigilo es renunciarse. Cuál es el camino correcto, hoy no lo sé. En cambio sé que al final resistiremos mil muertes. No habrá más vida ni mayores sabidurías que las eufonías del silencio.
Jan Kaa

jueves, 14 de junio de 2012

70 KM. /H CRÓNICAS DE UN TRAYECTO


14 de junio, 2012:
 Séneca no era bipolar ni yo también


Supongo que habrán observado que todos los trayectos, todas las cosas, ofrecen cierta inconsistencia visual. Varían, mutan infatigablemente. A veces me parece algo natural, a veces me sorprende. Un camino que andamos y desandamos durante todo el año, ofrece, cada día que lo surcamos con ojos predispuestos, un árbol nuevo, una forma, una ondulación. (Descontando todo aquello que varía predeciblemente, aquello que responde a las inercias de la fuerza, el movimiento). El axioma de Heráclito de Efeso abarca la totalidad; pero, aunque menos poética, quizá la manera correcta de explicarlo sería: ningún sentido pasa dos veces por el mismo umbral. Todo cambia. Cambia el observador y cambia lo observado. Hoy, adormilado el cerebro y caducas las ganas, no encuentro el discurrir preciso de las palabras. Pero, como no quería truncar estas crónicas, mal escribí estas líneas con el solo propósito de plantear esta pregunta: ¿por qué todas las fotografías son rectangulares? La pregunta, originalmente, era otra, pero la cambié.

Amadeo Pastor

miércoles, 13 de junio de 2012

70 KM. /H CRÓNICAS DE UN TRAYECTO


13 de junio, 2012:
 Dime qué es lo que quieres y te diré qué es lo que no te voy a dar


Puede que se piense que éstas, en realidad, más que las crónicas de un trayecto, son bocetos rápidos de mis pensamientos. Tal vez, sí. Para poder contemplar y sopesar la naturaleza, pasmarme ante sus colores y formas e intentar describir lo que veo y siento, necesito estar de muy buen humor, rebozar de un ánimo infantil, luminoso. Cuando no se dan esas premisas, aplasto mi mirada en la ruta, oscura, vacilante, y pienso. Nada más pienso. Mi armonía (llamémosle: espiritual) es frágil, endeble, propensa a enfermedades súbitas, estornuda y sufre, chilla y se hace un bollo de puntas entrelazadas, enredadas, que luego es muy difícil de desenmarañar. Mi alegría (llamémosle, también: espiritual) depende siempre de esa armonía, la copia, se hace eco de sus caprichos y, a veces, incluso, adopta una autonomía misteriosa y dirige sus propios actos. Por ejemplo, explota, solita, ajena a todos los demás sentimientos y, cuando uno comienza a sentir el cosquilleo, muere; en seguida, nos aborda la ruindad y la cara expresa la congoja sepulcral por el cadáver. Por esas mismas razones, no es ordinario que ande con expresión de goce y, menos aún, que lo manifieste a viva voz. Siempre tengo que escuchar que me digan: Amadeo, por qué esa cara de perro/ Amadeo, por qué no ríes/ Amadeo, por qué no hablas… Qué podría contestarles, cómo podría explicarles. Para los demás no soy más que un baldío espinoso e insondable. El camino corto para buscar un entendimiento sería desgajar la primera capa de dolores (como una cebolla) y decirles que lo demás es igual, pero cada vez más apretado y profundo. No entenderían. Nada. Aun si reventara en cólera y gritara: me aplauden lo que ejerzo por obligación; me retribuyen por cumplir toscas responsabilidades; dicen que soy útil porque coreo las monadas… en contrapartida, a nadie le interesa lo que hago con absoluta pasión y amor. Haciendo esas cosas, las que hago con el mayor de mis esmeros, no le “sirvo” a nadie. Si dejara de hacerlas, si las quemara, nadie me recriminaría. Es claro, no estoy inaugurando nada con este discurso. Si Vincent Van Gogh hubiese quemado todas sus telas en vida, a nadie le habría importado. A veces, también, pienso que el equivocado soy yo por intentar hacer lo que nadie me pide. No sé. Lo que si me atrevo a decir es que creo que el mundo (¿Dios?) es demasiado banal y embrutecido; si no fuera así, creería que se están burlando de mí.
Amadeo Pastor

"¡Montevideo!... sábanas de agua acarician tu piel, que es de arena". I.B.


¡Montevideo!... sábanas de agua acarician tu piel, que es de arena". I.B.

Es a partir de ésta frase que la cantautora Inés Basombrío le escribe una canción a Montevideo

que se hace extensible a toda la costa uruguaya, partiendo de lo sensitivo. 

Habiendo presentado su primer cd "músculos del alma" en la Sala Antonio Larreta en mayo de 2010,
Inés vuelve al Sótano para compartir con el público
un anticipo de lo que será su próximo trabajo "piel de arena",acompañada de excelentes músicos como:

Guzmán Escardó en guitarra y clarinete, Alejo Pastorino en batería y percusión, y Juan Rodríguez en violoncello.
Ella como siempre, con su guitarra y su voz, recorre, además del propio, un repertorio bastante variado.
Para deleitarse.

Los esperamos con un brindis el sábado 16 de junio a las 21:00 hs puntual. 

Couture 6401, entre Arocena y Divina Comedia

Reservas al 2600 43 12

Entrada $250.-

Los esperamos con un brindis el sábado 16 de junio a las 21:00 hs puntual. 

Couture 6401, entre Arocena y Divina Comedia

Reservas al 2600 43 12

Entrada $250.-
www.inesbasombrio.com

70 KM. /H CRÓNICAS DE UN TRAYECTO


12 de junio, 2012:
 Donde se dejan explicitas razones que demuestran que algunas distancias y cuestiones matemáticas pueden acortarse, variar e incluso desaparecer, bajo el influjo de las ensoñaciones del motociclista Amadeo Pastor del Venero


A veces uno siente el irrefrenable deseo de que un cura y un barbero se ocupen del grueso archivo de nuestras memorias, que descarten lo descartable, que una mujer supersticiosa lance por la ventana del olvido los volúmenes inútiles de nuestras peripecias humanas. No estamos locos, todavía. O quizá lo estamos de una forma maligna de la domesticación y el desgano. No lo sé. Para mí, cada trayecto es un dechado irregular de falacias conocidas; el repaso obsecuente de la historia confusa de mis emociones. Voy, absorto en un porvenir incierto, con los guantes apresando la empuñadura del acelerador; convencido, fatalmente, de que ese avance, a 70 kilómetros por hora, ocupa un lugar rutinario y desabrido dentro de aquel paquete de embustes grotescos, folklóricos. No voy a ningún lado, me digo. Mi viaje, en todo caso, nunca se corresponde con mis pasos, con la circulación estrepitosa de los neumáticos. Dejo de pensar y comienzo a buscarme. ¿Dónde estoy? En qué remoto espacio del infinito sobrevuelan mis ilusiones. Para Tomás Moro, aquel lugar podría ser la Utopía; a mí me desconciertan las nomenclaturas. Los canutos del sorgo cosechado fingen un oleaje apacible, rosado. Me encuentro (me desprendo de la carga plomiza de los recuerdos) y alzo vuelo. Ya nos soy el que va  acaballado en esta moto. De un modo recio y científico, se podría decir que desvarío, pero no es de alarmarse, en breve surgirán los semáforos, las bocinas chillonas, los gritos, para depositarme de un guantazo en el cuadrilátero ruin, antipático, burlón de doña realidad. Y para colmo de sorderas y tonteras, sin ínsula y sin escudero.
Amadeo Pastor

martes, 12 de junio de 2012

Entelequias


Detrás de los cristales hay demasiada quietud. Debajo de mi ropa no siento la piel. Vuelvo la vista al exterior, todo pareciera renunciar. Renunciar…y, ¿a qué se podría renunciar? Acaso, ¿queda algo a lo que no resignarse? Por el camino que va a mis ojos no llegan más que alusiones. Todo se halla rodando en un equilibrio extraño.  Impávida, indiferente, comienzo a quitarme la ropa, hasta sentir mi desnudez depender de ese sosegado bamboleo. Algo tiene que suceder para sacarme de esta evocación de vacío. Emigro, halando los miembros, hechizada por el circunscrito infinito que mira embrujando mi propósito. En un desatino, el gorjeo de un pájaro detiene mi vuelo y nuevamente me esclavizo a la tierra y a la ceguera del día.
Jan Kaa

lunes, 11 de junio de 2012

70 KM. /H CRÓNICAS DE UN TRAYECTO


11 de junio, 2012:
 Ilusión Óptica


Salí, como todos los días, a las nueve y cuarto. Absorto en pautar en mi mente una especie de cronograma de mi día, apenas si había vichado por la ventana en busca de los pastos escarchados en el patio blanco; no estaba, no había helado. Habría dejado tras la rueda trasera de la moto un kilómetro, quizás dos, cuando me di cuenta de que el día estaba luminoso y despejado; una neblina fría se empeñaba sin éxito en ocultar los colores brillantes de una mañana azul. Los pájaros cantaban. En un momento tuve la extraña sensación de que en cualquier tramo de la ruta, desde algún zanjón o desde algún hueco en las arboledas me asaltarían por sorpresa, un montón de músicos, payasos y equilibristas. Que la algarabía hasta ese momento insinuada en todas las cosas, acabaría por materializarse en un circo improvisado al sonar de bombos, platillos y trompetas. Con el sol en la cara, encandilado, veía las siluetas que pasaban a contramano, algunos a caballo, y adivinaba en sus gestos una alegría primaveral, un teatro de Truman Show, una publicidad hiperrealista. Como si alguien quisiera venderme este país y yo estuviera a punto de comprarlo. Pero no. Un revoltijo de tripas, más apegado a la realidad que toda esa fantasía, me ponía al tanto de mis fracasos y frustraciones. Pasaba lista de mis inquietudes. Esa novela, por ejemplo, que quiero publicar y que no puedo (escasez de dinero, por supuesto). Porque detrás de la falacia de esa propaganda que sólo veían mis ojos, detrás de ese país que casi acabo comprando, estaban su fea mezquindad, sus pobres mentiras. Entré a la ciudad con el sol en el costado; arriba estaba el cielo, profundamente azul y los rostros, la gente, mis prójimos irremediables, surcaban las veredas abrigados por el mismo ropón de tristeza que descubrí en una noche remota de mi infancia, en la cara de mi madre y que pronto identifiqué en todos los espejos. Entonces, conciente de que uno no debe gastar en cualquier guarangada sus esperanzas, las guardé (otra vez) en el bolsillo traslucido y gastado de la resignación; canturreando, por debajo de las lanas de mi bufanda, sin saber portugués ni haber asistido nunca a la tabaquería en la que compra Esteves, los desgarradores versos de Pessoa:
¡come chocolates, pequeña, come chocolates!
mira que en el mundo no hay más metafísica que los chocolates
mira que todas las religiones no enseñan más que una confitería
¡come, pequeña sucia, come!
¡ojalá yo pudiese comer chocolates con la misma verdad con que comes!
sin embargo yo pienso, y después de retirar el papel de plata, que es de estaño,
lo tiro todo al suelo, como he tirado la vida…

NOTA: Por favor, cuando quieran venderme la felicidad, no dejen ningún detalle librado al azar, desde muy niño he pulido mi escepticismo y soy muy difícil de convencer, aún cuando lo deseo con tanta intensidad.
Amadeo Pastor


viernes, 8 de junio de 2012

70 KM. /H CRÓNICAS DE UN TRAYECTO


8 de junio, 2012:
 Lejos del Noa Noa

Hoy salté de la cama, confundido con el sonido del despertador que se empeñaba en entrelazarse a quién sabe qué sueño o pesadilla. Después del primer aseo del día, apronté el mate (en el mundo de la globalización, es preciso apuntar que el mate es una infusión propia de estas latitudes del planeta que se prepara con hojas de yerba mate molidas -Ílex paraguaiensis-. Se bebe mayoritariamente en Uruguay, Argentina y Paraguay). Mientras tomaba mate, leía el Noa Noa de Gauguin, me internaba en la selva Tahitiana, sumergido hasta las costillas en uno de esos riachuelos que descienden de las montañas y que, lamentablemente, no conozco. (He ahí una de las virtudes de la lectura). Entendía, sin entender cabalmente, sin sangre, las abominaciones viciosas de la civilización y buscaba, en las caderas no deformadas por los corsets de esas mujeres desnudas, una verdad que me aligere los días, que me devuelva la paz. Evidentemente, no encontré nada. Demasiado monte natural he hacheado sin juicio. De lo que pude haber sido, no queda más que una teoría lejana y nebulosa. Ahora soy el esclavo de mis lujos y frustraciones, de mis ambiciones y caprichos. Lo peor de esas construcciones borrachas, es que aún no alcanzan a satisfacer al hombre, que no colman, que el cuenco parece siempre habido de más mieles, amargas y fingidas. Al fin, las líneas de aquel libro me laceraban desde adentro, sin que la armadura de metales impúdicos cediera ni un poco a los embates. Terminé el capítulo y salí en busca del trayecto. Absorto en el convencimiento del absurdo y la inutilidad de casi todos mis actos. La ruta estaba cercada por un campo ceniciento y escarchado. La helada, pareja, extendida como un manto hostil sobre los campos, demoraba en saltar de su aposento, quizá confundida con el apagado sonido del despertador que anuncia la mañana. Los pájaros estaban mudos. Cuando las cosas se dan así, con heladas circundadas por historias de selvas vírgenes, se me ocurren preguntas profundas, como las de algunos niños ocurrentes. Hoy, por ejemplo, me pregunté todo el trayecto por el lomo de los caballos.

Amadeo Pastor

Entelequias

Cómo ves el mundo, me pregunto, y no encuentro respuestas. Confesiones que me den una idea precisa, ciertamente desde mi visión, de cómo veo el mundo. Entonces recuerdo ese tango, de Discepolo, que solía escuchar en casa de mis abuelos; “El mundo fue y será una porquería, ya lo sé”. Y lo digo yo que me hospedo en este mundo desde hace ya 4 décadas y todo sigue igual, la derecha va al revés y viceversa. Sigo reflexionando. Abro un paréntesis, me parece bueno, para poder encontrar una respuesta probable donde esclarecer este conflicto subsistencial que ha decidido atropellar mi razón. Regreso hacia atrás en el tiempo.  Crecí silenciada por los milicos, prohibido pensar, prohibido hablar, prohibido razonar, prohibido discutir, prohibido aprender, prohibido lo  prohibido. Luego vino la Democracia. Y entonces, nos estampillaron que Democracia era igual a Libertad. Pero claro, cómo saber cuál era el encanto de esa palabra que sonaba tan maravillosamente en mis oídos y de la cual nunca me habían hablado, mucho menos instruido. Libertad, Libertad, bellísima palabra. A partir de entonces comenzaron mis conflictos existenciales, qué es la libertad; cómo vivir en libertad; qué es ser libre; libre de ó libre para…Cuando la mitad de mi ser ejercita su propia voluntad la otra la censura inhibiendo. Cómo saber, entonces, de qué modo veo el mundo si apenas puedo saber que vivo en él.
Jan Kaa

jueves, 7 de junio de 2012

70 KM. /H CRÓNICAS DE UN TRAYECTO



7 de junio, 2012:
 Solpensando

 Hoy dediqué el trayecto a la sana ocupación de pensar. En definitiva, con el casco empañado por el frío, el paisaje me resultó escasamente disfrutable. Un par de caballos paciendo, un pájaro rojizo que no alcancé a identificar. Me aburrí y comencé a pensar (y que no se saquen conclusiones erróneas de esta frase). ¿En qué pensé? Bueno, muchas cosas. Como soy de poco hablar, me remitiré sólo a una. Empecemos, pues, de esta manera: Hace un par de días, releyendo correos sin respuesta, me dispuse a contestar una invitación del amigo y poeta Luis Bravo. Estaba en esa sencilla tarea cuando me di cuenta de que mi teclado se había estropeado; siendo explicito, la letra r había dejado de funcionar en mitad de la epístola. Para ilustrar el resultado, les transcribo aquí el final de mis infortunadas líneas:
 “Podás cee que a mi teclado no le funciona la tecla con la que temina la palaba esa de tes letas y llena de agua; la leta esa que está ente la e y la t, esa que no puedo escibite. Dejó de funciona, así, sin pevio aviso, y volvió esta cata algo simpático e incompensible...
Menos mal que no le pasó a Gacía Máquez al momento de hace que su coonel diga: ¡Mieda! (Seía tan idículo). ¡Qué gacia!
¿Lo habá hecho como un gesto de eveldía? ¿Paa demosta que no es una leta cualquiea? ¿Una mea consonante? Quién sabe. Extaña la actitud.”

Fijensé el meollo, y sólo porque a mi teclado le faltaba la r. Y ahora, dando fin a este enorme preámbulo que acabará superando con creces la razón que lo motiva, diré lo que pensaba. Pensaba en el Sol. Sí, así, astrológicamente, pensaba en el Sol. En su rutina diaria, en esa faena recurrente y metódica de facilitarnos la vida. Durante el día y la noche (¿en qué radicaría la belleza de la Luna si no fuera por el Sol?). Pensaba en el Sol, encandiladamente. ¿Qué sería de nosotros si tuviéramos un sol caprichoso y haragán, como mi letra r? No quieo imaginalo; y no ceo, po suete, que esta cónica amplona y sin mayoes petensiones se tone pofética antes de acaba este alamante 2012. Eso pensaba.
Amadeo Pasto

Entelequias


Hoy el invierno decidió adelantarse al solsticio. Luego de tantos pronósticos alarmantes que anunciaban alerta amarilla: tener precaución, habrán temperaturas bajo cero, se aconseja usar gorro, bufanda, guantes, abrigos varios… llegó! Al fin, luego de guardar y sacar la ropa, sobretodos, gabanes, capotes…, el invierno puso los pies por estas tierras.
Esto no cambia en nada nuestra rigurosa rutina de levantarnos, higienizarnos, tomar mate para luego, sí, comenzar nuestro día. Como todas las mañanas procedí a realizar las compras para disponerme a cocinar. Hoy no busqué precios. El  refrigerio mañanero no permitió despertar mis pasmados músculos o quizá a las escarchadas neuronas.  Entré al comercio más próximo de mi casa. Sin sacarme los guantes, me puse a tomar entre mis manos diferentes verduras (cebolla, morrón, zanahoria, papas y algunas mandarinas). Al mismo tiempo, pensaba qué cocinar. Le alcancé al almacenero lo que había elegido, para que pese y cobre.
-Dominás bien los guantes- me dijo el hombre.
-En todo caso domino mis manos enguantadas- pensé y me reí, no precisamente de su comentario sino de imaginar su cara si descubría mi pensamiento.
Jan Kaa

"SERRAT INTIMO" en Teatro Nogaró‏


“SERRAT INTIMO”
Para disfrutar lo mejor de la obra del gran autor catalán, en una noche mágica donde cantantes, actores y músicos vuelcan lo mejor de su talento para despertar, desde una visión sudamericana, las emociones más intensas.
Julio Cesar Aroztegui (Piano y teclados) - Fernando Bigliante (Bajo y Contrabajo) - Gonzalo Pérez (Percusión) - Analaura Orrego (Voz) - Jose Luis Cairo (Voz) - Sandra Gutierrez (Poesía) - Emilia Martinez (Actuación) - Juan Duarte (actuación) 
SABADO 9 DE JUNIO
21,00 hs.
TEATRO NOGARO

Entradas anticipadas en venta por Red Uts / REDPAGOS y en Boletería del Teatro

Durante el mes de JUNIO Teatro Nogaró festeja EL MES DEL ABUELO con entradas generales bonificadas con 2 x 1 para todos los mayores de 60 años 

“Serrat Intimo” es el nombre de un espectáculo musical, basado totalmente en el repertorio del cantautor español Joan Manuel Serrat visto desde una óptica Sudamericana.
Un grupo de artistas que conforman músicos, cantantes  y actores intentan interpretarlo con un toque latino. Músicos con diferentes raíces musicales provenientes del Jazz, bosanova y clásico y de diferentes generaciones, interactúan con actrices y actores y se unen para rendir  un tributo al cantante.
El espectáculo de noventa minutos de duración encierra un alto contenido emocional, dejando  expuesta toda la sensibilidad de la obra de Serrat.
Por su puesta en escena es un espectáculo difícil de describir tiene efectos sorpresa para el público, crea climas muy emocionantes; momentos que entran por la piel mas que por los ojos y oídos.
Fue presentado por primera vez en Octubre de 2008 en el teatro de la casa de la cultura de Maldonado. En Enero y Febrero de 2010 se presento en la Sala Cantegril de Punta del Este con un lleno total de las instalaciones, habiendo conformado a un público de diversas edades. Durante el 2011 ha visitado varios escenarios del Uruguay.
Se dio a conocer y se comento en foros de seguidores de Serrat en la Web con gran aceptación.
Es algo distinto y desafiante, es una forma de expresar la música, el canto y la actuación con todos los sentidos.
PRODUCCION – Tabaré Aguiar 2683 2155 & 099 160942
PRENSA – José Luis Cairo 42 771717 & 099 684019

"Lo que ellos quieren" - Teatro Metro‏


Lo que ELLOS quieren
   Te invitamos especialmente al Teatro Metro

    La comedia que esperabas para reír y reflexionar sobre las relaciones de par eja.


"Lo que ELLOS quieren"

10 mandamientos para descubrir y tratar de entender lo que quieren los hombres y como las mujeres los vemos.
Qué queremos en el sexo, en la convivencia, en el momento de la seducción.
¡No te la pierdas seguro la vas a recomendar!

Dirección y puesta: HUGO BLANDAMURO
Viernes 21.30hs y Sábados 21.30hs y 23hs.
Teatro Metro 2
San José y Zelmar Miquelini

Por info o reservas de entradas: 

Tel.: 2902 2017
Auspician:
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miércoles, 6 de junio de 2012

70 KM. /H CRÓNICAS DE UN TRAYECTO


6 de junio, 2012:
 Frío

Lo primero fue la decisión. Porque, si para aquel famoso pragmático lo primero fue el verbo, para mí, en este caso, lo primero fue la decisión. La responsable, comprometida decisión. Después el verbo, los verbos. Una campera, dos camperas; guantes; casco y el (hoy) odioso trayecto. Ese túnel helado, sibilante, de 15 kilómetros de largo, que va desde mi casa a mi trabajo. ¿No se los he dicho?). Bueno, ahora no tiene mayor sentido; solo apuntar, para los distraídos, que por esa razón se llaman así estas crónicas. En moto, a 70 Km./h. Afuera el frío. Adentro, el amor que queda, la siesta imposible, descartada. Adentro la estufa, el cuadro inconcluso. Afuera el frío. Arranco. Me siguen, sacudidos, estirados, una hilera estruendosa de eucaliptos que delinea la ruta; el río, lejano, falsamente apacible, distante, frío. Muy frío. Voy sacudiendo la cabeza como todo saludo y recibo el brazo extendido de tres bufandas que pasan, motorizadas, grises. Frío. Una lluvia de hojas secas serpentea su símbolo otoñal al compás del viento. El viento (¿?): indeciso. Frío. Las orejas de un perro tiritan en la banquina, me mira y sé que tiene hambre, hambre y frío. Pobre perro, digo, me digo. Adelante un carro, seguido por varios perros flacuchentos. Pobres perros, digo, nos digo. Frío. Un campo entero, rojo como ladrillo pulido, se sacude y tiembla su granulada sorguez. Frío. Dos perdices agazapadas, panzudas, atraviesan la ruta; estimo que nunca llegarán a guiso y sigo. Frío. De pronto, el sol, el hueco de las nubes por donde aparece el sol, la fugaz metamorfosis de los colores, una tenue calidez que distiende los hombros, apretados por el frío. Sonrío, ingenuo. Atrás, otra nube, mezquina. Los verdes se apagan. Frío, también en la ciudad, que se abre cuando se cierra, frío. La gente, ataviada  de caparazones. Los altos y gélidos edificios. Frío. La vereda en que estaciono, la puerta, el frío. El casco; los guantes; una campera (solo una); el teclado y la pantalla en la que comenzaré escribiendo: frío. Y terminaré diciendo que ésto, enumerativo, prosaico, que a todas luces podría semejarse al trayecto de mi vida no lo es; es, a secas, el trayecto a mi trabajo.
Amadeo Pastor


Entelequias


Hoy despertaron sobre mi cabeza gotas de lluvia. Mi nariz se pegó en la empañada ventana. Júpiter llevaba arrastro, hechizada en su intento de huir, a Juno quien, seducida por el hijo de Saturno,  decidió no iluminar mi día.
Jan Kaa

LA VELA PUERCA - "Sobre la sien" Nuevo video de su disco "PIEL Y HUESO"‏




LA VELA PUERCA


“Sobre la Sien”
Nuevo video de su disco "PIEL Y HUESO"








martes, 5 de junio de 2012

70 KM. /H CRÓNICAS DE UN TRAYECTO


5 de junio 2012: La rata muerta


La rata estaba ahí, chata, peluda, plateada, fatalmente muerta. Al menos para mí, morir aplastado por un camión, es morir fatalmente. Cuando recién la distinguí, después de despejar, de su vaga forma de bicho muerto, su roñosa especie, su alcantarillada procedencia; se me dio por recordar cosas cómicas, semejanzas graciosas. Allí estaba la rata, recordándome los viejos dibujitos de Tom y Jerry; a Tom aplastado por una tabla, una casa, cualquier cosa; también en la Pantera Rosa sucedían esos accidentes menores. Luego sentí pena. No podía pensar en humoradas frente al pobre cadáver. Porque, al fin y al cabo la muerte de una rata también deja un cadáver. (Si habrá ratas enterradas en cementerios de lujo, en cajones de roble con ribetes de metales lustrosos). Sentí pena, lo que no sentí fue olor a cosa muerta. Supuse que no le alcanzaban sus vísceras, su poca carne para impregnar el aire de la intemperie con su descomposición. No tenía, tampoco, la virtud de los zorrinos. No hedía como huele un perro, un buen caballo muerto. Pasé. Seguí de largo, pensando en su olor egoísta, ese que nadie, ni siquiera ella alcanzaba a oler en la velocidad de la ruta; lo busqué entre los matorrales, atravesando campos, zigzagueando entre los árboles, pero no vi nada. En este caso, el olor de la rata, como la rata, pasaba y pasaba desapercibido.
Amadeo Pastor


Entelequias

¿Qué es poesía?
Qué es poesía…recorro mis entrañas, pienso…vuelvo a preguntarme; ¿qué es poesía?, y analizo diferentes formas con la que definen los diversos poetas a la poesía. Reanudo mis pensamientos, ¿qué es poesía?...poesía es todo, el infinito, es la cantidad sin limites, poesía es lo perenne, lo ausente, poesía es el ser que mora y se dilata en cada uno de nosotros, poesía es la creación, es la vida, poesía es este cigarro que acabo de quemar y es el humo que trasciende tras su último fulgor, poesía es la aniquilación, la muerte, poesía es este hilo de cabellos que recorre mi rostro, poesía es el retroceso y desvanecimiento del amor y del odio, poesía es esto, aquello y lo otro, poesía es la visión de esa perspectiva que sólo ven los poetas.
¿Qué es poesía?
Jan Kaa

lunes, 4 de junio de 2012

SONETOS DEL AMOR OSCURO - Federico García Lorca



Este pichón del Turia que te mando,
de dulces ojos y de blanca pluma,
sobre laurel de Grecia vierte y suma
llama lenta de amor do estoy parando.

Su cándida virtud, su cuello blando,
en limo doble de caliente espuma,
con un temblor de escarcha, perla y bruma
la ausencia de tu boca está marcando.

Pasa la mano sobre su blancura
y verás qué nevada melodía
esparce en copos sobre tu hermosura.

Así mi corazón de noche y día,
preso en la cárcel del amor oscura,
llora sin verte su melancolía.


LLAGAS DE AMOR

Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnalda de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.


SONETO DE LA GUIRNALDA DE LAS ROSAS

¡Esa guirnalda! ¡Pronto! ¡Que me muero!
¡Teje deprisa! ¡Cantal ¡Gime! ¡Canta!
Que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez viene y mil la luz de enero.

Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.

Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados,
bebe en muslo de miel sangre vertida.

Pronto ¡prontol! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.


EL POETA DICE LA VERDAD

Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores
con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo
para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.

Que lo que no me des y no te pida
será para la muerte, que no deja
ni sombra por la carne estremecida.


EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA.

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal, la piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí, rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena noche
del alma para siempre oscura.



AY VOZ SECRETA DEL AMOR OSCURO

¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡ay perro en corazón, voz perseguida!
¡silencio sin confín, lirio maduro!

Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza,
apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!


SONETO DE LA DULCE QUEJA

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.

No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.


NOCHE DEL AMOR INSOMNE
Noche arriba los dos con luna llena,
yo me puse a llorar y tú reías.
Tu desdén era un dios, las quejas mías
momentos y palomas en cadena

Noche abajo los dos. Cristal de pena,
llorabas tú por hondas lejanías.
Mi dolor era un grupo de agonías
sobre tu débil corazón de arena.

La aurora nos unió sobre la cama,
las bocas puestas sobre el chorro helado
de una sangre sin fin que se derrama.

Y el sol entró por el balcón cerrado
y el coral de la vida abrió su rama
sobre mi corazón amortajado.


EL POETA PREGUNTA A SU AMOR POR LA CIUDAD ENCANTADA DE CUENCA.

¿Te gustó la ciudad que gota a gota
labró el agua en el centro de los pinos?
¿Viste sueños y rostros y caminos
y muros de dolor que el aire azota?

¿Viste la grieta azul de luna rota
que el Júcar moja de cristal y trinos?
¿Han besado tus dedos los espinos
que coronan de amor piedra remota?

Te acordaste de mí cuando subías
al silencio que sufre la serpiente,
prisionera de grillos y de umbrías?

¿No viste por el aire transparente
una dalia de penas y alegrías
que te mandó mi corazón caliente?


EL POETA HABLA POR TELÉFONO CON EL AMOR.

Tu voz regó la duna de mi pecho
en la dulce cabina de madera.
Por el sur de mis pies fue primavera
y al norte de mi frente flor de helecho.

Pino de luz por el espacio estrecho
cantó sin alborada y sementera
y mi llanto prendió por vez primera
coronas de esperanza por el techo.

Dulce y lejana voz por mí vertida.
Dulce y lejana voz por mí gustada.
Lejana y dulce voz amortecida.

Lejana como oscura corza herida.
Dulce como un sollozo en la nevada.
¡Lejana y dulce en tuétano metida!


EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA.

Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
Oye mi sangre rota en los violines.
¡Mira que nos acechan todavía!




Se conocieron en el convulso Madrid republicano, donde mantuvieron su romance de espaldas a sus familias. Juan Ramirez de Lucas era estudiante de administración que soñaba con ser actor. El otro era el poeta y dramaturgo Federico García Lorca. Los dos soñaban con el amor.
Perseguidos por quienes no entendieron sus sueños, ni su amor, deciden huir lejos. Se despidieron en Atocha, con destinos uno a Albacete y el otro a Granada. Juan, con 19 años, necesitaba el permiso paterno para viajar. Federico iría  a despedirse de su familia, de su tierra. Fue la última vez que estuvieron juntos. No volvieron a verse. Juan Ramirez no recibió el permiso de su familia, pues consideraban el amor oscuro, e incluso amenazó con denunciarlo. El joven enamorado recibió del poeta algunas cartas, hasta que llegó la guerra. Federico debió esconderse en casa de otro poeta, Rosales,  donde corrigió sus sonetos del amor oscuro, hasta que lo mataron. Juan se enteró del asesinato de Federico pasado un tiempo de mudez. Y en esa reserva se depositaron sus sueños, en silencio fue el amor, en silencio fue el duelo, en silencio fue la memoria, en silencio el resto de su vida, suman  setenta años de silencio...


“En tu carta hay cosas que no debes, que no puedes pensar. Tú vales mucho y tienes que tener tu recompensa. Piensa en lo que puedas hacer y comunícamelo enseguida para ayudarte en lo que sea, pero obra con gran cautela. Estoy muy preocupado pero como te conozco sé que vencerás todas las dificultades porque te sobra energía, gracia y alegría, como decimos los flamencos, para parar un tren”. fechada el 18 de julio de 1936 en Granada

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