La Radio del Gato

viernes, 1 de julio de 2011

Juan Carlos Onetti (1909 - 1994)


Juan Carlos Onetti nació el 1 de julio de 1909 en Montevideo, figura mítica dentro de la literatura uruguaya mantuvo una pasión cuasi erótica con la literatura. De niño se escapaba de la escuela para encerrarse en una biblioteca a leer. A los 19 años Onetti, fundó la revista "La tijera", que editó siete números y dió a conocer sus primeras narraciones. Pasó una década antes que Onetti diera muestra de todo su talento. Esa oportunidad llegó en 1939, cuando publicó "El Pozo".
Esta primera novela,(a las que seguirían más de 15 en cincuenta años de actividad literaria), fue según Onetti disparada por el síndrome de abstención. "La verdad es que fue el tabaco la causa de todo". "En aquel tiempo, cuando comencé a escribir, trabajaba en un sótano. Habían prohibido la venta de cigarrillos los sábados y domingos. Un viernes me olvidé. Entonces la desesperación de no tener tabaco se tradujo en un cuento de 32 páginas, que escribí ante la maquina de un tirón. Fue la primera versión de "El pozo".
Su actividad central era el periodismo, pero Onetti fue elaborando una literatura marcada por atmósferas más bien sórdidas, depresivas, habitadas por personajes perdedores pero lúcidos y, sobre todo, indolentes. En 1950, publica "La vida breve", novela en la que funda Santa María, la ciudad mítica en la que centrará buena parte de su producción literaria hasta que en la novela "Dejemos hablar al viento", de 1979, la destruye con un devastador incendio.
Onetti explicó la creación de esta ciudad en función de la evocación. "Yo viví en Buenos Aires muchos años. Pero mucho más que Buenos Aires está presente la melancolía de Montevideo. Santa María, fruto de la nostalgia de mi ciudad", declaró.
En los 70´ sus novelas eran ya leídas en América y en Europa.En 1972 su novela "El Astillero", traducida a varios idiomas, fue declarada en Italia el mejor libro latinoamericana de ese año, méritos todos que se sumaban a premios y reconocimientos anteriores. En 1967 Onetti es reivindicado por Mario Vargas Llosa; finalista con su novela "Juntacadáveres" del premio Rómulo Gallegos, pierde frente a "La casa verde" de Mario Vargas Llosa; quien en su discurso de aceptación dijo: "Otros escritores latinoamericanos, con más obras y méritos que yo, debieran ocupar mi lugar; pienso en el gran Onetti a quien América Latina no ha dado el reconocimiento que merece".
Como otros intelectuales de su época formó parte del staff del semanario Marcha (llegó a ser secretario de redacción), publicación de principal importancia para la vida cultural y periodística del Río de la Plata.
Dado su reconocimiento internacional, en 1973 Onetti fue convocado por Marcha para presidir el jurado de un concurso de cuentos que auspiciaba el semanario. El 27 de junio de 1973 Uruguay había sufrido un golpe de Estado y las fuerzas militares encarcelaban opositores, dictando censura a artistas y el exilio de cientos de uruguayos. El jurado que presidía Onetti falló en enero de 1974 y le otorgó el premio al cuento "El guardaespaldas", de Nelson Marra, el cual sería luego publicado en las páginas de Marcha.
El cuento contenía alusiones a la situación política reinante e irritó a la dictadura: el semanario fue clausurado y Onetti encarcelado. Ante el reclamo de otros escritores e intelectuales latinoamericanos, y luego de un encierro en condiciones precarias de salud, Onetti debió emprender el exilio, viajó a España y comenzó a residir en Madrid, hasta su muerte.
Con escasas interrupciones, una de ellas para recibir el premio Cervantes, Onetti permaneció en su apartamento madrileño durante 12 años. Allí se dedicó a sus tres pasiones: leer, escribir y beber whisky. "Cuando no escribo, leo", solía decir. "O leo o escribo, no concibo otra cosa. Es un vicio. Yo tengo que leer. Me gustaría que esos libros que me apasionan no se acabaran nunca o que yo perdiera la memoria para volver a leerlos de nuevo y poder sorprenderme ante lo que voy leyendo", decía.
Pese al retorno de la democracia en 1985, el gran cuentista y novelista autor de grandes novelas como "Los adioses", "El astillero", "Dejemos hablar al viento" o "Para una tumba sin nombre" y de cuentos magistrales como "Bienvenido, Bob", "El infierno tan temido", "La novia robada" o "Un sueño realizado", nunca quiso volver a Uruguay. Fue incluso galardonado con el Gran Premio Nacional de Literatura, en 1985, y con el Gran Premio Rodó a la labor intelectual, en 1991, pero se rehusó a viajar para recogerlos. El 30 de mayo de 1994 falleció en su apartamento madrileño y sus restos fueron incinerados. Pese a que el gobierno uruguayo intentó repatriar sus restos, la familia, a expresas órdenes del escritor, se negó.

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