La Radio del Gato

domingo, 24 de octubre de 2010

Todo se vuelve jazmín‏

        querido José...
             Todo se vuelve jazmín...

yo le hablo...

 de marrón marido y marrones crías...
 
cuando muera el hambre Pichonero ya no habrá...
 
y aquel temor de no servir para nada ....
 
Pedro...
y toditos mis hermanos...



 De "Historia de mis canciones"

ANGELITOS

Este fue uno de los grandes desafíos.
Nunca había tenido compromisos cuando escribía.
Cuando escribía textos de canciones...o bueno, cuando hacía... cuando hacía canciones.
Nunca había tenido ningún compromiso... con la gente porque escribía para mí. Para sacarme las ganas de contar.
Pero esta canción... esta canción tenía que ser muy especial.
Esta canción... tenía que ser dulce.
Yo sentía que no debía hacer una canción agresiva...
No podía hacer una canción agresiva porque si no... me iba a parecer a ellos.
Tenía que hacer una canción que sensibilizara.
Que sensibilizara a toda la gente.
Nosotros vivíamos en París... y nos llegaban las informaciones de lo que sucedía en Uruguay.
Boletines...que salían en la clandestinidad en esa época... iban apareciendo los nombres... de gente... de adultos... que eran secuestrados...
Y aparecían, los nombres de NIÑOS... secuestrados.
Yo, me puse a hacer esta canción... con... los nombres que tenía en ese momento... y se me hizo muy difícil porque...
Cómo hacer una canción que llegara a todas partes? Que le llegara a los de derecha... a los de centro... a los de izquierda y... que le llegara hasta a los indiferentes.
Que no fuera una canción de protesta... sino... de solidaridad.
Donde el niño fuese lo más importante y NO... la posición política de los padres de esos gurises secuestrados ...o... de sus secuestradores ...o... la mía propia.
Una canción de denuncia... pero no gritada y cargada de odio... porque corría el riesgo de que solo las víctimas la escucharan.
Quería que también los victimarios la escucharan. Que pensaran... si es que podían..
Que sintieran... si es que les quedaba resto.
Que pararan y que devolvieran lo que se habían llevado... que eran nuestros niños.
Yo... era el autor de "pantalón cortito" y había penetrado todas las capas sociales... porque había tenido la suerte de encontrar el lenguaje para contar la felicidad...la creatividad... y la libertad de nuestra infancia... más allá de la pobreza.
 

NO PODIA EQUIVOCARME.

Me pelié conmigo mismo... porque no podía con la bronca... y con la sensación de impotencia. NO - PO - DIIIA ­ EN ­ TEN ­ DER... que eso estuviera pasando en Uruguay.
El país del viejo Batlle.
El de la escolaridad obligatoria.
El de la jubilación a los cincuenta años.
El país donde el derecho a la huelga estaba en la constitución.
El de la ley madre.
El país donde el estado estaba separado de la iglesia... y siempre había existido la libertad de culto y bla, bla, bla.
La suiza de América.
 

¡ME ENTRABA UN ODIO!

Pero tenía que bajar la pelota al piso y seguir buscando la manera de decir todo eso sin decirlo... porque era la única posibilidad que tenía de llegar más allá de mis impulsos... y poner en unos versos el amor por los chiquitos y no... el rencor por sus carceleros.
Así hice ANGELITOS.

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