EL CRIMEN FUE EN GRANADA: A FEDERICO GARCÍA LORCA
1. El crimen
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.
2. El poeta y la
muerte
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»
3.
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
(Fuente Vaqueros, España, 1898 - Víznar, id.,
1936) Poeta y dramaturgo español. Los primeros años de la infancia de Federico
García Lorca transcurrieron en el ambiente rural de su pequeño pueblo
granadino, para después ir a estudiar a un colegio de Almería.
Continuó sus estudios superiores en la
Universidad de Granada: estudió filosofía y letras y se licenció en derecho. En
la universidad hizo amistad con Manuel de Falla, quien ejerció una gran
influencia en él, transmitiéndole su amor por el folclore y lo popular.
A partir de 1919, se instaló en Madrid, en la
Residencia de Estudiantes, donde conoció a Juan Ramón Jiménez y a Machado, y
trabó amistad con poetas de su generación y artistas como Buñuel o Dalí. En
este ambiente, Lorca se dedicó con pasión no sólo a la poesía, sino también a
la música y el dibujo, y empezó a interesarse por el teatro. Sin embargo, su
primera pieza teatral, El
maleficio de la mariposa, fue un fracaso.
En 1921 publicó su primera obra en verso, Libro de poemas, con la cual, a
pesar de acusar las influencias románticas y modernistas, consiguió llamar la
atención. Sin embargo, el reconocimiento y el éxito literario de Federico
García Lorca llegó con la publicación, en 1927, de Canciones y, sobre todo, con las aplaudidas y
continuadas representaciones en Madrid de Mariana
Pineda, drama patriótico.
Entre 1921 y 1924, al mismo tiempo que
trabajaba enCanciones, escribió una obra basada en el folclore andaluz,
el Poema del cante jondo (publicado en 1931), un libro ya más
unitario y madurado, con el que experimenta por primera vez lo que será un
rasgo característico de su poética: la identificación con lo popular y su
posterior estilización culta, y que llevó a su plena madurez con el Romancero gitano (1928), que obtuvo un éxito inmediato.
En él se funden lo popular y lo culto para cantar al pueblo perseguido de los
gitanos, personajes marginales marcados por un trágico destino. Formalmente,
Lorca consiguió un lenguaje personal, inconfundible, que reside en la
asimilación de elementos y formas populares combinados con audaces metáforas, y
con una estilización propia de las formas de poesía pura con que se etiquetó a
su generación.
Tras este éxito, Lorca viajó a Nueva York,
ciudad en la que residió como becario durante el curso 1929-1930. Las
impresiones que la ciudad imprimió en su ánimo se materializaron en Poeta en Nueva York (publicada póstumamente en 1940), un
canto angustiante, con ecos de denuncia social, contra la civilización urbana y
mecanizada de hoy. Las formas tradicionales y populares de sus anteriores obras
dejan paso en esta otra a visiones apocalípticas, hechas de imágenes ilógicas y
oníricas, que entroncan con la corriente surrealista francesa, aunque siempre
dentro de la poética personal de Lorca.
De nuevo en España, en 1932 Federico García
Lorca fue nombrado director de La Barraca, compañía de teatro universitario que
se proponía llevar a los pueblos de Castilla el teatro clásico del Siglo de
Oro. Su interés por el teatro, tanto en su vertiente creativa como de difusión,
responde a una progresiva evolución hacia lo colectivo y un afán por llegar de
la forma más directa posible al pueblo. Así, los últimos años de su vida los
consagró al teatro, a excepción de dos libros de poesía: Diván del Tamarit, conjunto de
poemas inspirados en la poesía arabigoandaluza, y el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1936), hermosa elegía dedicada a su
amigo torero, donde combina el tono popular con imágenes de filiación
surrealista.
Las últimas obras de Federico García Lorca son piezas teatrales. Yerma (1934) es una verdadera tragedia al
modo clásico, incluido el coro de lavanderas, con su corifeo que dialoga con la
protagonista comentando la acción. Parecido es el asunto en Bodas de Sangre(1933), donde un suceso real inspiró el drama de una novia
que huye tras su boda con un antiguo novio (Leonardo). La huida, llena de
premoniciones, en la que la propia muerte aparece como personaje, presagia un
final al que se viene aludiendo desde la primera escena y en el que ambos
hombres se matarán, segando así la posibilidad de continuidad de la estirpe por
ambas ramas y renovando la muerte del padre del novio a manos de la familia de
Leonardo. De esta manera, la pasión y la autobúsqueda concluyen con la
destrucción de todo el orden establecido.
Entre toda ellas destaca La Casa de Bernarda Alba(1936),
donde la pasión por la vida de la joven Adela, encerrada en su casa junto con
sus hermanas a causa del luto de su padre y oprimida bajo el yugo de una madre
tiránica, se rebelará sin temor a las últimas consecuencias. De esta manera, su
pasión por la vida se estrellará contra el muro de incomprensión de su familia
concluyendo todo con su eliminación. Junto con la figura de la protagonista,
destaca la serie de retratos femeninos que realiza el autor, desde la propia
Bernarda hasta la vieja criada confidente de todas (La Poncia), la hermana
amargada y envidiosa (Martirio) o la abuela enloquecida que se opone a la
tiranía de Bernarda.
La casa
de Bernarda Alba, considerada su obra maestra, fue también la última, ya que ese mismo
año, al estallar la guerra civil, fue detenido por las fuerzas franquistas y
fusilado diez días más tarde, bajo acusaciones poco claras que señalaban hacia
su papel de poeta, librepensador y personaje susceptible de alterar el «orden
social».