La Radio del Gato
sábado, 20 de febrero de 2010
María Esther de Cáceres
María Esther de Cáceres, poeta y docente uruguaya, nació en Montevideo el 4 de setiembre de 1903.
Estudió en la Universidad de Mujeres de Montevideo y, posteriormente, en la Facultad de Medicina. Se graduó en 1929, año en que publicó su primer libro de poesías: "Las Ínsulas extrañas", alternó su profesión con la docencia, como profesora de Literatura. La actividad literaria será la que más identificará su trayecto. Es muy vasta su producción tanto poética como en prosa: "Libro de las soledades (1933), Los cielos (1935 "Cruz y Extasis de la Pasión" (1936), "El Alma y el Angel" (1937), "Espejos sin Muerte" (1941), "Concierto de Amor" (1944), Antología poética (1945). Por este último libro recibió el premio del Ministerio de Instrucción Pública. Varias veces recibió también el Premio Nacional de Literatura,"Tiempo y abismo" (1965).
Escribió además, artículos, libros en prosa, acerca de problemas artísticos y espirituales: "Carlos Vaz Ferreira y la Cultura Uruguaya", "Ensayo sobre la poesía de Jesualdo Sosa, María Eugenia Vaz Ferreira, Delmira Agustini y Enrique Casarvilla Lemos", y prologó varios libros en los que el autor fue tratado, no de modo erudito, sino con el mismo sentido de penetración psicológica y poética. Así es el clima que da a los premios sobre Carlos Vaz Ferreira, Juan Parra del Riego, Joaquín Torres García, Eduardo Dieste, Francisco Espínola, Enrique Casaravilla Lemos.
Durante su rica labor literaria, Esther de Cáceres encontró también grandes amigos, a los que impulsó crecer día a día, a emprender vuelo en el maravilloso mundo literario y la creatividad, estimuló a los jóvenes artistas, esos que hasta nuestros tiempos nos representan en el arte contemporáneo mundial, como por ejemplo: Joaquín Torres García. Gran amiga y admiradora del pintor, con quien mantuvo una estrecha relación y en cuyo taller participó y ayudó a difundir sus ideas plásticas. Tanto así, que en 1944, con motivo de cierta polémica por los murales realizados por Torres García y sus alumnos en el pabellón Martirené del Hospital Saint-Bois, se publicó un folleto en defensa de los mismos donde escribieron Esther de Cáceres y su esposo, junto a otros intelectuales y artistas. Escribió además artículos en la Revista Nacional exponiendo algunas de las ideas plásticas del autor.
Hacia el año 1938 el matrimonio Cáceres se muda al último piso del edificio Rex (obra de Alfred Jones Brown), arquitectura extrínseca a la modernidad imperante en el centro de Montevideo. Lo anecdótico, es que en ese bellísimo edificio fue centro de tertulias inusitadas en la que participaban Paco Espínola, Adolfo Pastor, Carmelo de Arzadúm y Felisberto Hernández (quien viviera buen tiempo en el departamento Cáceres).
Como expresara su sobrina y amiga (la profesora Josefina Cáceres), en una entrevista: " para mi fueron las tertulias más hermosas que vivieron mis ojos de niña", se hablaba de vanguardia, psicoanálisis, filosofía, Bauhaus y por sobre todo Maritain y religión.
Siendo joven se interesó por el pensamiento anarquista, participando en reuniones del Partido Socialista, hasta que en uno de los viajes que realizara a Francia se contacta con Jacques Maritain (1882- 1973), defensor de la democracia cristiana, pensamiento al que Esther de Cáceres se adhiere, manteniendo a la vez una mutua y valiosa amistad, tan así que solo a ella le permitió traducir al español su libro "El campesino de la guerra".
En 1962 es designada por el gobierno uruguayo, como Agregada en la Embajada en Washington (Estados Unidos). Un año antes había ingresado a la Academia Nacional de Letras, que sesionaba por entonces en la casa que fuera del poeta Julio Herrera y Reissig. Representó a esta institución en varios congresos internacionales y fue miembro correspondiente de la Real Academia Española, única mujer que por aquellos tiempos obtuviera el honor de lograr tal título, en un círculo que fuera liderado por hombres.
A principios de 1971 Esther de Cáceres viajó a Nueva York para realizar una muestra de Torres García en la galería Guggenheim. De allí viajó hacia España, donde se hospedó en la casa de Rafael Dieste y su familia. Estando en España contrae la enfermedad que la llevaría a su muerte el 3 de febrero de ese mismo año
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