La Radio del Gato

jueves, 11 de noviembre de 2010

DES-NUDOS - MUESTRA DEL ARTISTA PLÁSTICO MARIO SARABÍ



 Día: 10 de noviembre
 Hora: 20.30
Lugar: Sala Moliere de Alianza Francesa (Paysandú)
         19 de abril 1024       



Entrevista: Mario Sarabí – artista plástico y escritor
Por: Jandra Pagani Caeiro

“soy la medida de todas las cosas”

El artista plástico sanducero expone el 10 de noviembre, en Sala Moliere de Alianza Francesa, once obras de varios formatos, realizadas en acrílico sobre tela y tabla, titulada “Des-nudos”. Se trata de su primera exposición, creadora, en serie. En una, intimista, charla conversamos de arte y su visión, retrospectiva, a la hora de su creación.

¿Cómo te iniciaste en el Arte?

Creo que no me inicié en el arte. Antes pues, el arte me inició a mí. Mi primer cuento lo escribí a los 8 o 9 años; a los 13 comencé a escribir algunos versos que pretendían ser poesía y a los 17 pinté un autorretrato, aunque dibujaba desde mis primeros años.

¿Quiénes son los maestros de la Historia del Arte con los  que te sientes más identificado?

Son muchos. El Greco, Caravaggio, Van Gogh, Picasso, Egon Schiele, Modigliani. Sáez en Uruguay. Demasiados para enumerar.

Una vez hablabas sobre Van Gogh, ¿qué es lo que encontrás en él?

La búsqueda arrebatada. El mártir de la belleza. El gran pintador. La pasión hasta la muerte, como Cristo.

¿Qué sientes antes de comenzar una pintura, cuando ves la tela en blanco?

Nunca sentí temor ante la tela en blanco o la hoja en blanco. Aunque, en los días que no pinto (o escribo), dudo de si podré volver a hacerlo. ¿Cómo lo hice? Siempre es un viaje nuevo, cada obra. Pero, frente a la espera paciente del blanco, avanzo. También es cierto que me gusta mirar y mirar el vacío, el blanco impoluto, antes de avanzar. Me tomo un tiempo para pintar en la cabeza lo que luego materializo. En la escritura, me gusta crear el pensamiento en la boca, en el teclado, para ser preciso, luego llegará la revisión, claro. No tengo un método, tengo tantos métodos como obras creadas. Pero, eso sí, en los periodos de vaciedad, por suerte cortos, me abstengo.

¿Qué sentís cuando tu Obra está terminada y lista para ser expuesta?

Paz, una profunda paz infantil, y luego lástima. Lástima de saber que eso, que para mí es algo bello, no le importa a nadie.

¿Cuál es el alimento nutricio para tu trabajo?

La angustia, la belleza, la insatisfacción, la duda, la libido. Mi terca condición de humano.

Recorriendo las obras de otros períodos, ¿tus vivencias influyen en la producción de la obra?

Siempre. La obra de un artista es, debe, ser la evidencia de sus vivencias. Aunque “simulen” no parecerse en nada a ellas.

¿Tenés claras tus distintas etapas dentro del arte?

Para mí, en el arte todo es encuentro y necesidad. Mis etapas en el arte equivalen a mis etapas en la vida. Puede que hoy tenga algunas cosas más claras que ayer, y menos que mañana, en lo puramente intelectual; y viceversa, en lo emocional. Cuando era un niño creo que mis sentimientos eran más puros. Pero, mi honestidad, ese único valedero estandarte (si hay alguno), respondió siempre a mi entero capricho. Y mi capricho es: reencontrarme con la concisa claridad de las emociones y sensaciones de mi niñez, en el campo.

Sabemos que los rótulos encorsetan, ¿responde tu arte a modas, a “ismos”? O,  ¿es la fidelidad a tus propias voces,  tu único “ismo”?

Yo soy la medida de todas las cosas. Mi necesidad creativa nace de mi necesidad expresiva, de mi necesidad de respuesta, de mi necesidad. Si yo supiera las respuestas, el destino de mis actos, ya no tendría que ejecutarlos.

Se me ocurre que, hoy, vemos muchas “instalaciones” y “performances” y se habla de “arte digital”. Todo eso parece ajeno a ti, ¿de alguna manera te sientes excluido?

No me siento excluido, simplemente no me interesa lo suficiente. Me parece algo lúdico, un divertimento estético. Yo quiero dialogar con los dioses y, con los dioses, sólo se puede utilizar un lenguaje universal, infinito, eterno, emocional. El puro racionalismo artístico me aburre. La racionalidad del hombre nos ha sucumbido en este meollo apocalíptico. ¿Qué podría tener de bello y honesto el absolutismo racional artístico? La animalidad es inmanente al hombre, ¿Por qué excluirla de su más genuina expresión, el arte?

¿Las instalaciones son pintura, o hay que escuchar a quienes pronostican, de nuevo, como la muerte del arte?

Todos estos esnobismos son seudo manifestaciones artísticas. Cualquier artista plástico que se respete como tal, más allá de realizar alguna instalación, alguna performance, debe pintar, o realizar algún recurso expresivo inherente al hombre. Tenemos registros de la pintura del hombre desde Altamira. El arte es un Fénix, muere con cada obra realizada por la humanidad y nace en la siguiente. Lo efímero quizá no quite lo artístico, quita lo trascendental. La genialidad es trascendental. El artista, aún desde su más rustica obtusidad, debe añorar la utópica rotulación del genio. Quien apuesta a la mediocridad, en cualquier afán u oficio, obtiene la mediocridad.
  
En estos días, paseando por galerías de Montevideo, vi pocas expresiones genuinas de pintura, en realidad más moda que pintura, mientras que para muchos buenos artistas no es fácil exponer. ¿Existe un “establishment” dentro del arte que abre o cierra caminos?

Existe un mundo panfletario y espectacular. Que el tiempo se ocupa de desmentir.

Siento que los medios de comunicación, ya sean gráficos, virtuales, radiales, televisivos… están siendo ocupadas por obras de artistas conceptuales nacionales, que sin lugar a duda son: Javier Abreu, Dani Umpi…, y que a mi entender, carecen de valor artístico, ¿por qué los espacios los ocupan esas personas y no los artistas plásticos que tienen otro valor?

Conozco dos payasos con esos nombres pero ningún artista. Aunque algunos críticos de arte suelen confundir payasada, escándalo, prosaica perturbación, con arte. Lo peor de eso es que algunos críticos determinan que esos ridículos nos representen en Venecia, Cuba, Brasil, etc.  Un bochorno.

Siempre pienso que este suceso es casi imprescindible, como si estuviera, el arte, en una gran crisis, pero que en algún momento va a suceder el quiebre… ¿pensás que se puede romper, y si es que se puede romper, desde dónde?

El arte es babélico. Es una torre de Babel que se construye con convicción y certeza, se derrumba con fiereza y, con esos escombros y algo más, se vuele a construir. Así ad infinitum.


Coincidirás conmigo que todos aplaudimos a los deportistas que triunfan fuera de nuestras fronteras, mientras que a los artistas se les reserva la duda… ¿Es, Uruguay, un país expulsivo?

Repulsivamente expulsivo. Del campo a la ciudad, de la ciudad a la capital de la capital al mundo, y luego, quizá, de vuelta.

Algunos artistas opinan que se debe tener cierta formación para disfrutar de una obra de arte, ¿cuál es tu opinión?

Coincido. Pero no necesariamente una formación académica. Yo nunca estudié música, sin embargo, creo apreciar a Chopin en su justa medida.  

¿Qué diferencias hay entre la formación en las escuelas de arte y los talleres?

Nunca asistí a una escuela de arte, como Bellas Artes. Quizá la diferencia sea que la primera se asienta en la teoría, básicamente, y el segundo en la práctica.

¿Te gusta organizar proyectos que convoquen a otros artistas?

Me gusta, necesito la relación con otros artistas. Crear espacios comparativos, de sana discusión. El individualismo es improductivo.

Este verano Europeo, estuviste exponiendo en España, ¿cómo fue ese camino?

Conocí al artista sanducero, radicado en OGrove, Hugo Bengua. Le gustaron mis pinturas y se llevó varias para exponer en Cambados y en OGrave.


Mario, ¿qué te haría falta para producir mejor como artista y qué pensás que podría hacerle falta al resto de los artistas?, y cuando hablo de artistas no solamente hablo de plásticos, sino de otras áreas también.

El ojo en la pala equivale al ojo en la pluma, decía Rimbaud. Eso es lo que hace falta, que el artista, cuando verdaderamente lo es, cuando haya podido demostrarlo con vocación, con obras, pueda vivir dignamente de su trabajo. Picasso, el más grande artista del siglo, hubiese sido un tercio del Picasso que es si hubiese tenido que trabajar 8 horas en una fábrica para sobrevivir.

Finalmente, el miércoles 10 de noviembre estás presentando una nueva muestra en la sala Moliere de Alianza Francesa, llamada “Des-nudos”. Quien ha recorrido tu obra, ¿se va a encontrar con un Sarabí con más luz?

Se va a encontrar con un Sarabí diferente, eso sí. Ésta, para mí, es la primera muestra que realizo, el resto fueron ensayos. Es una serie, la primera serie claramente reconocible en mi trabajo. Está concebida como serie, y, por ende, como muestra. Hay más luz, son obras engendradas en la belleza, en los tabúes de la libido, en cierto erotismo, quizá. Son 10 desnudos femeninos, pero más allá de la desnudez física, que en la mayoría de los casos no es absoluta, está presentada la desnudez espiritual de la mujer, su personalidad, su presencia, su seducción, su fuerza, su temperamento. Todo lo que hace a una mujer y que, para mí, está más allá de lo meramente corporal. El cuerpo, sin la esencia individual de cada mujer, es simplemente un volumen, una forma, un objeto antropomórfico que podría ser de carne o plástico, daría igual. Antes que pinturas de cuerpos femeninos, son pinturas de mujeres.

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