Maestro Héctor Pintos Tognola – “Mi carrera musical arranca desde siempre…”
Por: Jandra Pagani Caeiro
Maestro, Héctor Pintos Tognola, director de coro. Ese entusiasmo que pone Héctor en su labor profesional ‑frío entusiasmo eficaz‑ está patente también en su trabajo de director. Es el fundador del Coro Municipal en 1970, del cual renuncia en el año 2002; del Coro Polifónico de la “Sociedad Suiza”, actualmente, y del coro de CAJUPAY. En varias ocasiones dirigió la Misa Criolla junto a su autor Ariel Ramírez.
Héctor se define, dogmáticamente, “docente por naturaleza, me encanta enseñar”, palabras que brotan con total espontaneidad y convicción desde su voz suave e inequívoca. Estudió magisterio, carrera que ejerció durante largos años. Además, dictó, como profesor en el liceo, la asignatura de Historia de la Música. Paralelamente , dedicó desde temprana edad su vida a la música. Siendo adolescente, al ingresar al liceo del Colegio “Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo”, su vocación hacia la música le hizo persistir ante el sacerdote, Bernardo Lomagano, organista de aquella época, quien accede a enseñarle. Desde ese entonces realizó toda su carrera musical, paralela a los otros estudios antes mencionados, instruyéndose en armonía, composición, piano, con el Maestro Darío Peretti; realizó estudios de vocalización e impostación de la voz con la Profesora Carlota Berhnard. A su vez, integró el coro del colegio, tiempos en que, aún, se cantaban las alabanzas en la iglesia, en latín. “Mi carrera musical arranca desde siempre”, nos dice el maestro Pintos Tognola, agradeciendo a la vida haberle otorgado esa oportunidad.
¿Por qué director de coro?
Integré el antiguo coro de “Amigos del Arte”, dirigido por Eric Simon. Al principio comencé a ayudarlo, en las oportunidades que él no venía, manteniendo el coro. El coro nace por 1950, y comienzo a dirigirlo por los años 1960. Pero, anteriormente, había escrito una obra navideña, que el mismo Simon estrenara, realizando en ese mismo concierto un bis, me hace bajar del coro para que yo la dirigiera. Cuando el maestro Simon, por los años 64/65, deja la dirección del coro, tomo la responsabilidad de la misma, hasta 1970. En ese momento me llaman de la Intendencia de Paysandú para formar el coro Polifónico. Trabajé 32 años, hasta el 2002, tuve problemas con la coordinadora de esa época, debido al enfoque musical. Luego me llaman de la Sociedad Suiza donde formo el coro que dirijo hasta hoy. Además, desde hace muchos años, también, dirijo el coro de Cajupay. Así que… mi carrera musical arranca desde siempre, estuve invariablemente sumergido a ella.
¿Qué características se necesitan para formar parte de un coro?
La única condición base es saber entonar, lo que vulgarmente se dice: tener oído. No importa si la voz es alta, baja, fea…lo imprescindible es que tenga oído. Esa voz luego se pule, se le enseña, es todo un proceso, ya sea en el coro o de forma particular, hasta que cante. Muchas veces no son autocríticos y creen que cantan muy lindo, pero les faltan las técnicas. La voz hay que emitirla con determinada vocalización, impostación, tiene que estar relacionada con la respiración. Como todo, es necesario educar.
¿Cómo califica el trabajo de un director de coro?
El director de coro trabaja, como cualquier músico, con un instrumento, ese instrumento es el grupo coral. El mismo tiene que sonar como el director quiere hacerlo sonar. No es una suma de personas que cantan y los acepto, no, hay que modelarlo. Es una cuestión de simbiosis, el director debe expresar con sus gestos, con su faz, con sus manos, el espíritu de la obra, y transmitirlo. Ese es un buen director. Aquel que sólo toma la parte técnica y dirige el ritmo y cada uno canta y sigue, eso, es un poco hueco
Entonces, se considera un buen directo…
Soy docente, como lo dije al principio. Entonces no puedo soportar un impostación del coro mal realizada. No puedo soportar el desequilibrio de una obra musical. Si la melodía va por un lado del grupo y para el otro no tenga tanta importancia en ese momento, como director, tengo la obligación de resaltarlo. La música es un arte. Técnicamente, en los ensayos siempre estoy enseñando.
Es una de las columnas del coro, la voz masculina aguda.
¿Barítono?
Es la voz con registro medio de los hombres, y la más común. Está el bajo que es la contraposición del tenor y hay veces hermosas voces que quieren cantar de tenor y no es tenor, quieren cantar de bajo y no llegan, está al medio, es barítono.
¿Soprano?
Es la voz más alta femenina. Y después la voz contraria, la más baja que se llama contralto, son esas voces femeninas tipo varonil.
Para formar un coro correcto…
Para ello hay que poner los tenores y los bajos en las puntas, y las sopranos y contraltos. Esas son las cuatro columnas de un coro. El barítono y, lo que se llama, en el medio de las sopranos y contralto, los mezzosopranos.
¿Hay alguna fórmula de desacralizar el mito de la música clásica para, de ese modo, despejar nuevos caminos que conduzcan hasta ella?
Es todo un proceso, es cuestión de conocer. No se valora y no se gusta lo que no se conoce. Por ejemplo, remitiéndome a cualquier coro de los que he dirigido o dirijo. Les pongo una obra y de pronto se extrañan, hasta que les comienza a gustar cuando descubren todo el valor de todo ese andamiaje sonoro y culmina por subyugarlos. Conozco mucha gente que luego de haber ido a un concierto de música clásica, termina por gustarle. Comienzan a interesarse y los atrapa. Esa es la forma.
Autores que han marcado su preferencia...
Johann Sebastian Bach, si bien es anterior al clasicismo, es formidable, escribió todas las formas musicales, tiene todos los estilos él mismo. Es de un equilibrio perfecto, todo fluye en sus obras. Después me gusta Mozart, el equilibrio tan puro. Es un alma que canta. No nos ofrece reacción adversa...Beethoven, la profundidad que tiene, esa música patética, fúnebre…escrita con una formidable maestría que conmueve. Me gusta ese arranque de furia con acordes y música violenta. Es una misma obra, a veces, es delicado, romántico…y de pronto estalla.
Músicos contemporáneos…
Hay muchísimos. La música ha tomado muchos caminos, está muy diversificada. Después del romanticismo, aparece el impresionismo, luego la música surrealista, después llega el dodecafonismo, lo que se llama música moderna, música moderna dentro de la clásica…es tan diverso que hay líneas que sorprenden.
Héctor, el jazz y la música clásica se relacionan de forma natural, ¿está de acuerdo?
Claro, el jazz es una gran cosa. A veces cuando algunos me encasillan con la música clásica, les digo: esperen un poquito, también me gusta el tango escrito en las grandes orquestas del 40/50, por esos grandes maestros, los boleros, el folklore, fundamentalmente el argentino, y por supuesto el jazz. Es decir, cualquiera, donde halla linda melodía, un buen ritmo y se cante bien, me atrapa.
Puede ser, el jazz, una puerta de entrada a la música contemporánea…
El jazz es una muy buena música. El cual tiene la condición de ser improvisado. Pero, cuando lo pautan y escriben, se ve la calidad que tiene. Muchos músicos, de los que hoy se llaman clásicos modernos, han escrito música apoyados en el jazz.
¿Qué importancia formativa atribuye al coro de las Escuelas?
Es fundamental. Uno supone que la música es una actividad espiritual. Lógico, hay que desarrollar que el niño cante, además, saber elegir y adecuar las obras a ellos.
Héctor, ¿cree, como los antiguos griegos, que la música contribuye a desarrollar la ética y la personalidad de los seres humanos?
Claro, porque es un arte natural, nace con las personas. Por ejemplo, esas sociedades primitivas que nadie les enseñó música, y sin embargo cantan, tienen sus danzas, fabrican sus instrumentos, y lo sacan porque así lo sintieron.
Eso forma parte de la educación…
Por supuesto, seguro.
Héctor, finalmente, ¿le queda alguna deuda en su carrera?
Estoy muy satisfecho con lo que he realizado, y he hecho todo lo que he podido. Tengo composiciones musicales, composiciones para piano, las que se han tocado y difundido. También he ganado concursos en Montevideo. También, estoy satisfecho de haber tenido, siempre, coros. En lugar de haberme dedicado al piano, me he dedicado a dar conciertos en el órgano de la Basílica , acompaño a veces en conciertos a esas personas que cantan bien. He abarcado lindo todo. A veces pienso que he tenido reconocimientos y distinciones, si bien por el propio ego a uno le gusta, de todas formas me parece que no es para tanto. Me siento muy agradecido a Paysandú, a toda la gente que me rodea.
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